martes, 16 de octubre de 2007

De Maracaibo me voy

Solo y rodando por el mundo con un dolor profundo y sin poder llorar como que me voy pa Caracas. The Guarairarrepano’s Queen. Estuve por aquellos lados como por 5 días. Visité la catedral y el museo de ciencias naturales. A la Villa Santa Inés fui pero por razones puramente laborales, de esa visita escribiré más tarde. Mi champú de cultura incluyó un intercambio de ideas, frías de por medio en un sitio donde venden regionales negras, con mi hermanito Baralt Franco y mi decrépito y anciano padre. El equivalente a 10 minutos de conversación con Juan Mendoza si uno sabe de qué habla.
Estoy preparando seis currículos: Ministerio de Relaciones Exteriores, Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de la Cultura, vIvE tV, otro pa un carajo que es primo de un tipo que trabaja en la Alcaldía Mayor y que conoce al individuo de recursos humanos, el último es pa mi hermano Baralt Franco, aunque sospecho que el muy malayo lo quiere enmarcar (sólo tiene una página) pa tener anotado y a la vista lo que le debería prohibir a Ariadna. Como quien dice, estoy mudao.
El otro día estaba leyendo un bello poema de Bello (empleo el tiempo que me sobra gracias al desempleo en cultivar mi intelecto y en leer güevonadas como los poemas de don Andrés) y, grillúo que es uno, sentí que me identificaba con un fragmento que prosiguiendo mi labor civilizadora para con los 9 pelabolas que leen mi blog, reproduciré:
¿Qué morada te aguarda? ¿qué alta cumbre,
qué prado ameno, qué repuesto bosque
harás tu domicilio? ¿en qué felice
playa estampada tu sandalia de oro
será primero? ¿dónde el claro río
que de Albión los héroes vio humillados,
los azules pendones reverbera
de Buenos Aires, y orgulloso arrastra
de cien potentes aguas los tributos
al atónito mar? ¿o dónde emboza
su doble cima el Ávila entre nubes,
y la ciudad renace de Losada?

En Caracas como que hay déficit de genios. No lo digo por mí, ojo. En Maracaibo como que hubiera superávit. En la cuna de Bolívar están residenciados un triverguero e maracuchos. Hasta Rossana Marín, que tenía chamba estable y matrimonio estable con Samael, se tuvo que dir. Ella es querida por todos en la ciudad del sol amada y su trabajo como actriz respetado que jode, bueno, aún así se fue pa la capital. Yolandita Delgado es otra que tuvo que dejar el pelero, que en su caso es bastante decir, hasta ella que puro verla caminando por la calle se agradece, se marchó y tengo tiempo que jode que no la veo. Oh! Yolandita! Mi primera maestra de comunicación gráfica en la muy ilustre universidad der sulia, vos también te fuiste del amado terruño.
La vida es muy mardita, como no me canso de decir. Ni de verga agarran sus bártulos y neceseres la jermanquis o julio “mijomilindo” gil. A ese parcito tenemos que calárnoslos en esta pobre ciudad del coño.
Los que me conocen saben (y los que no, sépanlo) que no tengo corazón ni sentimientos. Prueba de ello es que no visité a mi hermanito del alma Audio Cepeda cuando estuvo recluido en el hospital Coromoto. Toda esa dureza e insensibilidad desaparecen con todo lo concerniente a Guaicaipuro. Remardición sea, hasta he llorado pensado en la güevonada de la distancia y esas vergas. Pero, qué más, palante, patrás ni pa saludar a Chávez.
Tengo la certeza de que Franco Baralt y Alejandro Boscán sufrieron lo mismo (para cada uno su sufrimiento es superior al de los demás, obvio). Y es que el trío de coñitos con los que la providencia nos premió es de antología. Cuando Aquiles se fue pa Caracas también eché mi lagrimita y cada vez que me encuentro a Ariadna, que se parece un poco a Franco (al que diga que es igualita le sale LOPNA, ese coño es muy feo), es mejor que encontrarme con su padre. Y eso que con Franco los encuentros son cerveza de por medio. Aquiles Orence volvió, gracias a Dios, pero sé que la alegría que causó su regreso es una ñinguita al lado del dolor que causaría en Alejandro su partida de la Reina del Waraira Ripano.

2 comentarios:

bulevar dijo...

mejor dicho manolo (¿o alberto carlos bustos?):
Caracas se las trae pero... el que pestañea pierde.Esos viajes de motos que parecen avispas. Esas noches de birras tan grandes y esa basura que embellece(como diría el amigo Johan Gotera)a veces son mucho para la pupila encandilada y el corazón de puerto que tenemos los maracuchos.
Fascina la labor que no te permite estar tanto en la calle porque todos lo sabemos, la calle en Caracas te lacera de tanto asombro, de ese buhonerismo tan surreal y tan dolido como cuadro de José Ramón Sánchez iluminado de colores.

Saluda a los cuates, al menos a Franco que sabe de mis tres míseros meses en esa Caracas a la altura de Las Acacias (Avenida Presidente Medina) allá por los meses finales del año 2000.

Uno conserva lo que nunca amarra. Y, gracias por el alumbramiento y lo que me enviaste de la Benetton y su oprobiosa presencia en la tierra de los mapuches, Patagonia adentro.

Cano, lector 8 de este blog.

jclarosav dijo...
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