miércoles, 31 de octubre de 2007

Qué tiene fidel que ni los imperialistas pueden con él



Antes de que Fidel se muera voy echar un chiste sobre él. Si lo hago después de que fenezca no tendrá gracia y seguro que me acusan de hacer leña del árbol caído, de contrarrevolucionario y hasta de escuálido.
En Cuba encuentran un huevo de dinosaurio. Los científicos de la isla logran que eclosione. Una vez que realizan todos los estudios posibles sobre el pichón de dinosaurio no hallan qué hacer con él. Deciden regalárselo a Fidel, así que nombran una comisión de científicos para hacer entrega del cachorrito. Fidel, como siempre, empieza a hacer preguntas sobre el obsequio ofrecido. “¿Qué come el animalito? Preguntó mientras lo miraba con atención. “Bueno, comandante, él come cualquier cosa que encuentre por ahí, hojitas, frutas…”. Fidel, después de pensar un instante, lanza la siguiente pregunta “y ese animalito ¿no requiere ningún cuidado especial?”. Los científicos a coro le respondieron que no, que nada que ver, que el animal se cuidaba solo. Por último les hizo la siguiente pregunta “¿y cuánto puede durar ese animalito?”. El jefe de los científicos le respondió “como quinientos años, comandante”. Entonces Fidel les dijo “llévenselo, no lo quiero”. Los científicos le preguntaron “pero por qué, comandante”. Fidel les aclaró la duda: “es que después uno se encariña con el animalito y sufre mucho con la pérdida”.

Entre Bares y Choques

El domingo, como todo maracucho que se las da de culturoso, después de oír misa en la catedral, mi peregrino paso me llevó a parar al Lía Bermúdez a la exposición de Alejandro Vásquez. Como siempre, el Maestro dictó doctrina con la misma genialidad que presentó interrogantes. La mayor pregunta, casi un enigma, fue expresado con el siguiente planteamiento: “¿cómo se llama la verguita que tiene la ñ encima?”. Echada al ruedo una pregunta de ese calibre con esa carga semiológica y, viniendo la misma de un artista de envergadura tal, todos los presentes con celular empezaron a llamar a amigos para ver quién sabía. Nadie quería ser interrogado por el Trashumante Poeta de la Luz y tener que reconocer que ignoraba la respuesta. Quedaron como ignorantes desde El Nené hasta Blas. El más cumbre de todos fue Javier León, que dijo que “no se acordaba”, cosa que, por supuesto, no fue creída. Nadie supo dar la respuesta ese domingo lúgubre, haciendo la salvedad de que no le preguntamos a Berta Vega, a Alexis Ramón ni a mi compadre Miguel.
De ese templo de la cultura nos dirigimos, invitados por el Maestro, a Capirugente, sórdido establecimiento ubicado a mediana distancia del Lía. En ese antro degustaríamos un suculento caldo de gallina, que a la final no tuvo sino papas y zanahorias. Allí nos encontramos con las jóvenes glorias del cine regional Yanilú, Ionesco y La Beba. Luego se sumó esa joven esperanza de la canción: Israel. Yanilú, como siempre, fue la que profundizó más en la discusión del séptimo arte. Se preguntó, claro, se trataba de una pregunta que no le llegaba ni por las patas a la del palito de la ñ, por qué no pasan “El Séptimo Sello” de Bergman en vez del programa de Vanesa Deivis. Nadie supo qué decir, así que continuó en un encendido discurso “Ya es hora de romper paradigmas, ya es hora de que el pueblo venezolano despierte y se dé cuenta de que hay algo más aburrido que el programa de Vanesa”. También hablamos de Visconti, de Wenders y hasta de Patricia Ortega, pero la profundidad y densidad del tema, sobre todo del último director, me impiden referirme a lo conversado sin quedar como aburrido. Comida la sopa y tomadas las frías, el Maestro se retiró con su familia. En estos tiempos se dice “hermano indígena que ha disfrutado de las políticas alimentarias del gobierno revolucionario, hermano indígena ido”, así que como buenos revolucionarios nos pintamos de colores.
Yanilú tiene carro y estaba sobria por lo que nos daría la cola a Israel, a la Beba y a este humilde servidor. De Capirugente a mi casa la mejor vía es por Padilla, de ahí Delicias y derechito a mi casa. Yaniluz no sabe dónde vivo (es un secreto muy bien guardado) así que se metió por Bella Vista. Bajamos por la 82, pasamos frente a la logia masónica y en la esquina con la 9B un carro que venía como a 100 se tragó el pare.
No me van a negar que en este caso el dejar pal otro párrafo el cuento me quedó genial. Es por la junta del domingo, desde Cecilia hasta mi hermanita Dulce. Puro genio en ese domingo sangriento. Solamente faltaban Shazzán y Mi Bella Genio en Capirugente ese domingo que no me canso de llamar mortal. Bueno, el otro carro nos llegó medio a medio y nos dio un coñazo pero lo que se llama durísimo. Durisísimo diría yo. Qué susto Dios mío. Los cuatro quedamos muy coñaciaos. Debo, en honor a la verdad, decir algo que dejé para ahora, cosa de que si alguien se ladilló en el camino por lo malo del artículo no se entere, y es que estábamos con algunas cervezas entre pecho y espalda, a excepción de Yaniluz. Me parece que las únicas personas que no bebieron en Capirugente fueron Ivett y Yanilú. Bueno, lo cierto es que ya estábamos medio aturdidos por el alcohol y ese coñazo nos dejó tridesorientados. Cuando más o menos se me pasó el susto y me ubiqué geográficamente me di cuenta de que el pare nos lo habíamos tragado nosotros. Hay, sin embargo, un pequeñito detalle: no había señal de pare. Ni pintada en el suelo ni aérea que llaman. Marditos todos. El marico de dimartino gasta todos los cobres del mundo en publicidad pal mamarracho del Guaky, dota a la policía municipal de patrullas Peugeot (una verga más sifrina no existe) y hace lo que le da la gana con la plaza de la república. Pero pa pintar un pare, una simple señal de pare, pa eso no hay cobres. El sitio exacto está a dos cuadras de Bella Vista y a tres de Falcón, nada de periferia ni cordones de miseria. Por culpa del coño de su madre de dimartino casi nos mata otro carro, totalmente sin culpa. Dos jóvenes promesas del cine regional y un incipiente ídolo de la canción casi pierden la vida por una negligencia más del tapao y grillúo dimartino. De los cuatro que veníamos, dos tenemos descendencia y no me hubiese gustado verlos huérfanos. Mucho menos por una payasada más del alcaldecito.




Gracias a Dios no nos pasó nada. El vergajazo más duro me lo llevé yo. Mi hermano mayor me rescató del sitio y me llevó pal centro médico de oxidente donde no me quisieron atender, así que nos arrancamos pa la clínica paraíso donde sí me recibieron y diagnosticaron. Por supuesto, me pusieron un analgésico y me mandaron pa mi casa a que pasara la pea.



Reflexionando un poco sobre lo cerca que tuvimos la muerte, pensé que morir después de haber visto la exposición del maestro Vásquez, en otras circunstancias of course, hubiese hecho la cosa más llevadera. Pero morir con la incógnita planteada por Alejandro sin resolver, ya era demasiado, así que el lunes, enratonao y coñaciao investigué sobre el verguito que lleva encima la ñ. Se llama virgulilla.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Gustaff Adolf Hill





Conocí a mi hermanito Gustavo Adolfo en el escenario. Por supuesto era él quien estaba en el escenario, yo me encontraba entre el público que lo escuchaba, embelesado y con baba corriendo por la comisura de los labios, tocando el cuatro. Hasta afinando el cuatro destila virtuosismo. Para nadie es un secreto que mi oído es muy fino y reconoce a un virtuoso cuando lo ve, es decir, cuando lo oye. En aquel entonces acababa de regresar de mi largo y duro exilio europeo, por lo que esa música era otra razón de vida para quedarme en mi terruño. Esa misma noche Karla Orence nos presentó. Nos lo encontramos casualmente en la Plaza e la Muñeca (a) “Plaza de la Libertad”, donde bebía con una gente cervezas (Regional, of course) compradas en una de las casas que circundan tan emblemático lugar. Más maracucha la vaina y me pego un tiro. Por supuesto, hechas las presentaciones de rigor, empecé a jalarle bolas y a felicitarlo por ese concierto que tanto me había alegrado la vida. En esos pretéritos tiempos aún no estaba empatado con Lola (en aquel entonces Lola sería menor de edad), por lo que era un ser hosco, salvaje y más odioso quer coño, pero qué no le perdono yo a un virtuoso de esa talla, que además bebe en la Plaza e la Muñeca con el pueblo mesmo. Le metí conversa con John Dowland, uno de los autores que tuvo la suerte de ser interpretado por él aquella noche, porque pa pedante yo. El muy mardito contradijo todo lo que yo dije con argumentos medio chimbos y traídos por los pelos. Se aprovechó de que, a la hora de la verdad, quien había tocado al susodicho autor era él. Pa triodioso, él.
Como recién llegado que era en ese entonces, le conté emocionado a todo el que me encontraba, que había estrechado las virtuosas manos del maestro Colina. Siempre me respondían “yo conozco a ese carajo” y acto seguido lo alababan y trataban de buscar un nexo especial con él. Que si es compadre de mi hermano, que si su mamá es prima hermana de una tía de mi mujer, que si es mi pariente. El que se pasó de maraca fue mi compadre Daniel, que me dijo sin ningún tipo de pudor que eran hermanos de crianza y que Israel le pedía la bendición a Maíta. Yo, pa que la gente crea eso mismo, me refiero a él como Gustavo Adolfo. Este recurso es, lo reconozco, barato y trillado, pero no es menos cierto que la cabeza no me da pa más.
Una vez en el antiguo Capirugente Israel y Gustavo Adolfo me hicieron el honor de invitarme a su mesa y conociéndome seguro que me invitaron una cerveza también. Israel me preguntó “¿Teto, a vos qué te parece el trabajo que realizó Gustavo en la dirección de cultura de la alcaldía?” la pregunta fue hecha con una entonación y un énfasis que sonó a algo así “Señor Alberto Carlos Bustos, ¿Qué opinión le merece a usted la labor desempeñada por el ciudadano Gustavo Adolfo Colina al frente de la Dirección de Cultura de la Corporación Alcaldía de Maracaibo?”, no se me les olvide que pa odioso yo, así que le contesté: “Una cagada”. Israel peló los ojos, se puso serio y sacudió la cabeza. Gustavo Adolfo se cagó de la risa y me preguntó: “Ajá, Teto ¿y por qué te parece una cagada?” No voy a decir aquí las razones que me llevaron a esa conclusión: lo haré en el próximo párrafo porque éste está muy largo y me le quiero afincar a Yian Carlo Trimardino.
La dirección de cultura de la alcaldía es un mamotreto que cumple horario de unas ocho horas diarias. En esas horas nunca se ha hecho nada por la cultura. Ahí, bajo el gobierno trimardítico organizan desfiles, arman unas carrozas, buscan una candidata pa cada concurso de cada feria de la ciudad y, por supuesto, el despilfarrador, de mal gusto, antiecológico y mayamero encendido de las luces de bella vista. Un virtuoso como Gustavo Adolfo debe, por el bien de la humanidad (y esto lo digo en serio), dedicarle por lo menos unas 25 horas diarias al cuatro, como ya lo hace El Kóyak con la venta de repuestos. Trimardino lo llama pa alejarlo del cuatro y zambullirlo en la mierda que es la burocracia municipal. Qué le cuesta a Trimardino mandarlo constantemente de gira internacional pa que se presente donde sea. A un virtuoso de esa calidad uno le paga hasta el pasaje de la jeva y los mete en un hotel arrecho, total, siempre deja “muy en alto el nombre de la patria”. No, Trimardino le ofrece un carguito de la burocracia pueblerina de Maracaibo. Qué de cojones, un virtuoso ejecutante de nuestro instrumento nacional detrás de un escritorio cumpliendo horario. Marditos todos. Por ese atropello en cualquier país civilizado meten a Trimardino preso por muy alcalde que sea.
La otra vez a mi hermanito Gustavo Adolfo le dio un patatú. Una verga muy fea y muy grave. ¡Muchacho! Esa vaina sí me dolió. Hasta lloré. Pensaba: tanto mardito que anda jodiendo, robando, asesinando… y no le pasa nada, todo el tiempo tranquilito; a mi brodercito que usa las manos para la paz, para el amor, pa transmitir vergas tan arrechas con el cuatro casi se lo lleva la pelona. Cuando su vida no corría peligro de muerte, los coños de su madre que al principio de este artículo se hacían pasar por parientes de él, decían ahora “pero nunca va a poder tocar…” Algo así como “te tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que no se muere de ésta y la mala es que no toca más”. Qué de arrecheras que cogí con esos marditos. Gustavo es una vaina y su virtuosismo es otra: su virtuosismo es, indudablemente, lo más importante. Yo sentía que me decían que era una lástima que se hubiera salvado en esas condiciones. Es lo mismo que invitar a un fotógrafo a una fiesta y decirle “pero te lleváis la cámara”.
Nadie crea que yo dejaba esa verga así. Cuando algún malayo me salía con esa yo le contestaba: “no, hombre, ese coño no tiene nada, ese supuesto patatú no es más que un truco publicitario pa vender un verguero e discos que tiene abollaos, yo hablé con él ayer en su casa”. La gente se arrechaba conmigo y quedábamos una a una, empate. Siento a veces que eso ayudó un poquito a que Gustavo Adolfo se recuperara totalmente. Siento que es así porque la vida es muy mardita y esa era la única manera de que pudiera decirle a los que estaban una a una conmigo, más odioso que nunca, “¿Te fijáis que no tenía un coño? ¿No te lo había dicho yo?”, era la única forma de lograr el desempate, una arrechera mía contra dos arrecheras de mis contrincantes. La vida es muy mardita, pero a veces es más.
El otro día, caminando por 5 e julio me lo encontré en una valla publicitaria y se me infló er pecho de orgullo: honor a quien honor merece, así venga éste de tendencia®. Claro, me ladilla un poco que la valla la quitaron, pero las de Trimardino, Guaky o Jenri Ramíres (a) Edi Mónster no solo no las quitan sino que las multiplican. Por ahí me dijeron que lo habían quitado por feo, pero se sabe que a pesar de eso no es contrincante ni pa Trimardino, ni pa Guaky ni mucho menos pa Edi Mónster en eso de la fealdad.
Verlo en la valla me alegró mucho, así que una vez tomadas las fotos (más malas que el carajo, pero en la peor salgo yo reflejado de pura casualidad, así que digo que es un autorretrato) sentí una voz jovitera que me decía: “Oj, y lo voy a pelar en er blog”

martes, 16 de octubre de 2007

De Maracaibo me voy

Solo y rodando por el mundo con un dolor profundo y sin poder llorar como que me voy pa Caracas. The Guarairarrepano’s Queen. Estuve por aquellos lados como por 5 días. Visité la catedral y el museo de ciencias naturales. A la Villa Santa Inés fui pero por razones puramente laborales, de esa visita escribiré más tarde. Mi champú de cultura incluyó un intercambio de ideas, frías de por medio en un sitio donde venden regionales negras, con mi hermanito Baralt Franco y mi decrépito y anciano padre. El equivalente a 10 minutos de conversación con Juan Mendoza si uno sabe de qué habla.
Estoy preparando seis currículos: Ministerio de Relaciones Exteriores, Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de la Cultura, vIvE tV, otro pa un carajo que es primo de un tipo que trabaja en la Alcaldía Mayor y que conoce al individuo de recursos humanos, el último es pa mi hermano Baralt Franco, aunque sospecho que el muy malayo lo quiere enmarcar (sólo tiene una página) pa tener anotado y a la vista lo que le debería prohibir a Ariadna. Como quien dice, estoy mudao.
El otro día estaba leyendo un bello poema de Bello (empleo el tiempo que me sobra gracias al desempleo en cultivar mi intelecto y en leer güevonadas como los poemas de don Andrés) y, grillúo que es uno, sentí que me identificaba con un fragmento que prosiguiendo mi labor civilizadora para con los 9 pelabolas que leen mi blog, reproduciré:
¿Qué morada te aguarda? ¿qué alta cumbre,
qué prado ameno, qué repuesto bosque
harás tu domicilio? ¿en qué felice
playa estampada tu sandalia de oro
será primero? ¿dónde el claro río
que de Albión los héroes vio humillados,
los azules pendones reverbera
de Buenos Aires, y orgulloso arrastra
de cien potentes aguas los tributos
al atónito mar? ¿o dónde emboza
su doble cima el Ávila entre nubes,
y la ciudad renace de Losada?

En Caracas como que hay déficit de genios. No lo digo por mí, ojo. En Maracaibo como que hubiera superávit. En la cuna de Bolívar están residenciados un triverguero e maracuchos. Hasta Rossana Marín, que tenía chamba estable y matrimonio estable con Samael, se tuvo que dir. Ella es querida por todos en la ciudad del sol amada y su trabajo como actriz respetado que jode, bueno, aún así se fue pa la capital. Yolandita Delgado es otra que tuvo que dejar el pelero, que en su caso es bastante decir, hasta ella que puro verla caminando por la calle se agradece, se marchó y tengo tiempo que jode que no la veo. Oh! Yolandita! Mi primera maestra de comunicación gráfica en la muy ilustre universidad der sulia, vos también te fuiste del amado terruño.
La vida es muy mardita, como no me canso de decir. Ni de verga agarran sus bártulos y neceseres la jermanquis o julio “mijomilindo” gil. A ese parcito tenemos que calárnoslos en esta pobre ciudad del coño.
Los que me conocen saben (y los que no, sépanlo) que no tengo corazón ni sentimientos. Prueba de ello es que no visité a mi hermanito del alma Audio Cepeda cuando estuvo recluido en el hospital Coromoto. Toda esa dureza e insensibilidad desaparecen con todo lo concerniente a Guaicaipuro. Remardición sea, hasta he llorado pensado en la güevonada de la distancia y esas vergas. Pero, qué más, palante, patrás ni pa saludar a Chávez.
Tengo la certeza de que Franco Baralt y Alejandro Boscán sufrieron lo mismo (para cada uno su sufrimiento es superior al de los demás, obvio). Y es que el trío de coñitos con los que la providencia nos premió es de antología. Cuando Aquiles se fue pa Caracas también eché mi lagrimita y cada vez que me encuentro a Ariadna, que se parece un poco a Franco (al que diga que es igualita le sale LOPNA, ese coño es muy feo), es mejor que encontrarme con su padre. Y eso que con Franco los encuentros son cerveza de por medio. Aquiles Orence volvió, gracias a Dios, pero sé que la alegría que causó su regreso es una ñinguita al lado del dolor que causaría en Alejandro su partida de la Reina del Waraira Ripano.

lunes, 8 de octubre de 2007

Mc Guevara o Ché Donald´s

Los chavistas que tienen cachifas; los que tienen 3 carros o más, entre ellos “un cacharrito del 2003”; los que tienen celular arrecho, de esos que traen cámara, emepetrés y habla pegao; los que beben güisqui del bueno en sitios de pinga sin regatear un coño; los que le regatean el vuelto a los periodiqueros; los que se tumban la comida del mercal y no les pasa nada; los que desde un autobús entregado a crédito, con miles de facilidades para su pago, por FONTUR, no aceptan el pasaje estudiantil; los que andan en su júmer cagaos de la risa; los que ni de verga ponen a los hijos en escuelas bolivarianas; los que los inscriben en la URBE; los que tienen un mollejero de años que no utilizan el transporte público; los que ni locos se meten en esa cola de mercal pa comprar 2 pollos solamente por persona; los que regalan las cosas que les sobran, que ya no sirven, que no les quedan o que simplemente son muy feas o pasadas de moda, y llaman a eso “compartir”; los que firmaron pero no asumen nada y lo evaden todo: me presionaron, me podían botar del trabajo, la mujer mía me dijo que si no, no me lo daba más…; los que viven en villas cerradas; los que conocen Los Roques y/o La Orchila sin haber pagado nada; los que no critican a nadie ni a nada “del gobierno” aunque se lo merezcan o se hayan pasado de maraca; los que están en el IPC; los que dicen: “nooo, lo que Chávez quiso decir fue que…” e interpretan exactamente lo contrario como si Chávez necesitara exégetas; los que tienen su copeyano por dentro y su adeco a flor de piel; los que dicen que vtv vIvE y tves son lo mejor que hay en televisión, pero tienen cable; los que agarraron de a 3 Quijotes, de a dos Miserables, toda la colocción del perro y la rata y no se han leído ni uno; los que sin haber leído la constitución bolivariana defienden la reforma creyendo que todo cambiará de manera que todo permanecerá igual; los que dicen que Lina Ron está loca; los que no han ido para Barrio Adentro ni de pacientes; los que te resuelven el pasaporte y/o los dólares de CADIVI previo módico pago; los que prefieren beber güisqui malo que ron bueno; los que buscan las monedas más pequeñas para los cuida carros, los drogadictos o enfermos con récipe en mano; los de la tendencia sambilista; los que en cualquier momento saltan la talanquera; los que no hacen nada porque este país del coño cambie…
Esos chavistas abundan. Este socialismo bolivariano está acabando con sus vidas. Porecitos. Todavía no son mayoría, pero su número aumenta proporcionalmente al precio del petróleo y algo me dice que ambos fenómenos están estrechamente relacionados. El portaviones Chávez se terminó por convertir en La Bandeja de Plata Chávez.
Yo, que soy chavista del ala extrema del ultra chavismo, a veces me pregunto lo mismo que algunos escuálidos del otro extremo: ¿será que Chávez sabe y no hace nada? Porque recordemos que el mismo Chávez dijo que a él no lo tenía engañado nadie. A mí me parece que la mejor prueba de que sí lo tienen engañado es que diga que no lo tienen.
Hoy, 8 de octubre, día del Ché, le dedicamos esta crónica que es exactamente lo que el hombre nuevo no debe hacer. Hay una canción de Kevin Johannsen, llamada “Mc Guevara o Ché Donald’s”. El que la quiera oír que me escriba un imeil y le retruco el emepetrés ipso facto.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La Mancha® vs. Pornorama

En Caracas hay un pocotón de cosas que no se pueden ver en Maracaibo y viceversa, lo que pasa es que las cosas que se pueden ver en Caracas son como más arrechas o más bonitas que las que se ven aquí y no allá. Entre esas cosas están La Mancha® y Ávila Tevé, que comparadas con Panorama o canal seta le dan toda la razón a nuestros argumentos. La Mancha tiene un ECPAI en Catia Tevé, así que pasamos por allá a saludar a nuestra alta pana Llanet Rodríguez. Le preguntamos por ella al recepcionisto y nos contestó, de muy mal humor por cierto, que ella no trabajaba ahí y que sólo de vez en cuando iba. Repreguntamos, puesto que no había respondido la pregunta, más arrecho todavía nos contestó que no. Le pedimos mil disculpas por la molestia y entonces cambió totalmente. Nos dijo que no era ninguna molestia así que agarramos cada uno de a dos ejemplares de La Mancha® y nos fuimos.
Apenas tuvimos oportunidad ojeamos el periódico y ¡sorpresa! Nada más y nada menos que una foto de este humilde blog. Sin permiso ni autorización de la parte interesante. Sin siquiera un visto bueno de nuestra parte. Lo peor de tan detestable y censurable crimen es que la foto aparece firmada por alguien que no es su autor. Eso se llama plagio. Ya a Manuel Noriega le dimos sus coñazos pa que aprenda a respetar (dice que no sabía nada, pero nadie le cree), pero qué podemos hacer con Sotillo. El tipo es más bien mollejúo y tiene cara como de destripador. Se aprovecha er mardito. Así que nos comunicamos con nuestro bufete en Nueva Cork y la demanda va. Erga, coñojemadres, qué se creen.
Dejando a un lado los aspectos legales del tal presunto plagio centraremos nuestra atención en nuestra vanidad. Nuestro trabajo reconocido aunque fuera de manera espuria en tan prestigioso papel. Nos lo leímos toíto toíto. En especial nos llamó la atención un artículo de un tal Óscar Rodríguez. Ese artículo en especial, lo leímos y releímos. Total, igual no lo entendimos, pero nos pareció arrecho. Sobre todo lo de la Joaquina Riviera.
Compramos el Panorama y leemos con atención la noticia de las candidatas a reina de la feria de la chinita. La cruda realidad que nos presenta el señor Óscar Rodríguez versión maracucha. Y créanme que los maracuchos cuando nos lo proponemos somos la verga más salá que hay en la bolita er mundo. La elección de la susodicha reina es, como es de esperarse, la verga más manida y trillada que hay. Las presuntas reinas tienen que cumplir con un protocolo muy exigente. Esta agenda incluye una visita a las instalaciones del periódico de la revolución Panorama. Si Chávez viera la página roja de ese diario y no le retirara el epíteto, con estos dedos lo acusaríamos de infiltrado. Convenimos en que Chávez no tiene tiempo pa estarlo perdiendo en leer periódicos, por lo que le llegan recortes impersonales en una carpeta. Pero podría cambiar de asesores y no creerle sólo a Calixto, Rodrigo o Di Martino.
Son 18 las candidatas. A cada una la patrocina una empresa relevante o emprendedor de Maracaibo, porque al centralismo tampoco escapamos. Entre los sponsors figuran empresas rojas rojitas como PDVSA, PEQUIVEN o el palindrómico SAGAS. Mardición. ¡Patria, Socialismo o Muérete que Chao! ¡Patria, Socialismo o Muerte Lenta! Requetecontramardición.
Entre las contendientes por la corona no hay, como siempre, una wayuu o una negra. En esta esquina pilín león y en esta otra la negra Hipólita. Ellas no fueron las únicas excluidas de tan magno evento: al pobre Dr. Palencia, émulo insigne de José Gregorio Hernández, no lo dejaron hacer ni una operacioncita.
Qué le cuesta a Chávez decir un domingo de estos que La Mancha® es el Periódico de la Revolución. El impacto mediático sería inmediático. Imaginaos a todo ese poco de jalabolas y escoltas comprando La Mancha®: se agotaría hasta el último número. Esa sería la única forma de que los escuálidos leyeran La Mancha®. Sería una de las pocas formas en que se culturizaran los marditos.
Para despedirme y volviendo a lo del plagio. Todo lo que aparece en esta página es producto de un trabajo y un esfuerzo colectivo llamado por sus integrantes Alberto Carlos Bustos. Les explicamos: Berta Vega nos avisa que hay una vaina por ahí que merece ser fotografiada. Agarramos y nos montamos en un carrito de San Jacinto y en un microséis. Le preguntamos a alguien dónde queda el punto de referencia que Berta nos había indicado. Tomamos las fotos entre varios y después no sabemos quién tomó cuál. Luego alguno escribe la crónica y los que anden por ahí le quitan, le ponen, transforman. Al final Norman Prieto le da el visto bueno y otro más lo pone en el blog. Consideramos como autores desde Guaicaipuro hasta el señor que manejó el microséis. Para todos todo, para nosotros la alegre rebeldía. Hay cosas que aparecen con su autor (poemas y vainas de esas) verdadero y no vale la pena citarlos. Las cosas que son de nuestra propia cosecha, menos. La alegre rebeldía nos obliga a exigir que todo lo aquí escrito es propiedad intelectual de Alberto Carlos Bustos.
Con Sotillo no podemos hacer nada, la demanda va con todo el precio de la ley. Así que Eva Gólinyer tiene un tigrito más en las cortes federales.