sábado, 21 de julio de 2007

Marditos Proyectos


Al chamo le ponen en el colegio un proyecto. El que no sepa lo que es un proyecto es porque no tiene chamos en edad escolar o los tiene en el preescolar. Los segundos que vayan preparando, como se dice vulgarmente, ese culo. Los proyectos no tienen horario ni tema en el calendario, así que a un chamo de primer grado lo pueden mandar a investigar sobre algas marinas, como me pasó el año pasao. En ese entonces me hice más experto en el tema que yaq custó, lenín parra y nica cifuentes juntos. No crean que le hago las tareas al chamo, es bien conocido que no hago ni las mías, lo que pasa es que en los proyectos ponen a trabajar a los padres también. Este año el tema fue “Los Próceres de la Patria” y al chamo le tocó el muy controversial general Páez.
Nada, tuve que obviar la parte mala de Páez y decirle al chamo que fue un héroe, un prócer y hasta presidente de la república. A otro chamo del salón le tocó Sucre y su proyecto incluía la muerte del Mariscal. Al mío le dieron un papel secundario aunque fundamental: el de uno de los asesinos. El carajito, apenas me informó de su nuevo papel me hizo la siguiente pregunta, algo coñoemadrona por cierto, ¿papi, cómo se llamaban los que mataron a Sucre?
Levanté la vista, respiré profundo, la palabra “no sé” se hizo en mi boca.
El que tenga hijos sabe que los carajitos le creen a uno lo que sea: que si el niño Jesús, que si la cigüeña… además creen que uno es la pepa er queso, que lo sabe todo así que un “no sé” pone en juego todo el prestigio construido a fuerza de los mojones anteriores que uno le ha clavao al chamo. Por otro lado los coñitos idealizan al padre y creen que uno le puede dar clases de historia a Salcedo Bastardo. Así que le dije que no sabía pero que inmediatamente lo investigaría.
Hace algún tiempo estaba leyendo una biografía de Sucre escrita por Rumazo González. La dejé botada casi al final porque el coñoemadre (Rumazo González) se pone a veces muy aburrido o demasiado lírico. Como un rayo, busqué el libro, intitulado “Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho” y fui directamente al grano, es decir, a la parte del libro donde muere Sucre y saber por fin el nombre de ese escuálido de mierda que lo asesinó.
La arrechera que cogí fue de antología. Me enteré de cosas muy feas, como el precio que se pagó a los autores materiales: 40 pesos. Cualquier parecido con lo de Judas no es intencional. El mardito mayor, el que urdió todita la trama, de apellido Flores, yace en la catedral de Quito ¡al lado mismo de Sucre! En conociendo este detalle me sumé a las filas de los que reclaman la expatriación de los restos de Sucre, pero si sacan los der mardito Flores de mierda ese, salto la talanquera of new pal lado en que estaba antes. Otro coño e su madre que estaba metido hasta las orejas fue un remardito llamado José María Obando. Su carrera se hizo interesante después del asesinato: pocos meses después del crimen es ¡Ministro de Guerra! En el 39 cae preso en Popayán para ser juzgado por lo de Berruecos, el 40 se alza (el mardito era general) y huye a Perú. En el 49 un decreto de indulto le permite regresar a Colombia, ahí es: gobernador de Cartagena, presidente de la cámara de diputados. En el 53 es presidente de la república y al año lo sacan, total, en el 61, treinta años después del crimen, baja al infierno el trimardito de Obando. Lo matan “alanceado, presentando una cortada profunda en la nariz, y cinco heridas mortales de lanza, de las cuales una lo atravesó, interesándole un pulmón y el hígado”. Otro implicado, Sarria, es coronel antes de lo de Sucre y después de, llega a General. No sigo, es que me da mucha arrechera.
Ese libro, y ahora me pongo pedagógico, hay que leerlo obligatoriamente. En mi caso particular (a verga, ni que fuera un libro de autoayuda) hice un verguero de analogías históricas. No sólo con lo de Judas. Me acordé del Che y de cómo lo jodieron también en Bolivia, en el país de Sucre. O lo de los muertos en Yumare. O de la rata pelúa de López Sisco asesorando al cabeza de machete del Manuelbu Rosales y ahora escondío en el paisito de mierda ése que lo oculta. Los francotiradores de Peña el 11 de abril matando inocentes… no joda, me volví a arrechar. Leed ese libro, hijos míos, y cuando se ponga pajúo saltad el párrafo y continuad su lectura hasta la última letra. Es que la vida de Sucre también recuerda a la vida del Che, sus actos de perdón con los derrotados, que eran las mismas personas que antes le mataron a casi toda su familia, verga, no pueden recordar sino a Cristo. Para terminar ya, pensando güevonadas de Sucre y tal, se me ocurrió que al discurso de Fidel sobre el Che, ese que en esta humilde página está dedicado a “los chavistas”, uno le cambia los nombres por el de Sucre y vemos que el hombre nuevo es el mismo siempre, cuando Sucre, cuando el Che y ahoritica mismo.
“Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡que sean como Sucre! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡que sean como Sucre! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡queremos que se eduquen en el espíritu de Sucre! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es Sucre! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡queremos que sean como Sucre!”
Para cagarla al final, me acuerdo de la Misión Sucre, que la llaman la Misión Sufre y parece dirigida por el camarada José María Obando encarnado una vez ya en el tarúpido ministrico Moncada
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