viernes, 16 de octubre de 2009

Mardito martes trece (primera parte)



En estos días unos gochos publicaron en un panfleto un artículo sacado de este blog sin mi autorización, conocimiento ni permiso, como debe ser. No les voy a negar que la vanidad y la autoalabanza justificada (¡el panfleto se publica en internet!) se posesionaron de mi alma y que eso y nada más que eso, la vanitas vanitarum pues, es lo que me mueve para escribir estas chucutas líneas. Por otro lado alguna gente que trabaja o ha trabajado conmigo y lee estas, no me canso de repetirlo, gloriosas páginas me ha dicho que si escribo tanta mierda en los trabajos, por qué no hago lo mismo con más frecuencia en el blog. La vanidad y mis 15 minutos de fama me dicen que escriba entonces como lo hacía otrora en la abn: mal y rápido o, en el peor de los casos como lo hago ahora en Ávila Tv: peor y más lento. El tema de Bulevar dossier era el 12 de octubre, el día de la rasa y, me pusieron a compartir página con el camarada Gaddafi, honor que ni de verga merezco pero que igual mi maldito ego me obliga a agradecer.

Por razones que no voy a detallar socialicé casi una semana con unos panas indígenas de diferentes partes de la República Bolivariana aquí en Caracas y fui testigo (de excepción debería decir pero ya mi Narciso interno me susurra que sería demasiado) de la manera tan paternalmente mierda como eran tratados por sus connacionales blancos. De manera muy considerada (como dice mi abuelita) les explicaban en el hotel que el agua del guáter no se bebe y que en las habitaciones están prohibidos los sacrificios de animales. A la final los caraqueños se daban cuenta de que eran indios buenos y no marditos indios o indios coñojesumadre, como les dirían en Caracas. La categorización entre indios buenos y marditos indios se me ocurrió después de oír los cuentos de una amiga muy querida wayuu que cachifió que jode. Una vez me estaba contando cosas en una cola del banco en una sucursal mollejúa en la que habían gigantografías de hermanas indígenas con rasgos poco indígenas, en manta y maquilladas; mi amiga sin maquillaje estaba vestida con bluyín, gomas y franela: una guajira buena en el afiche y una mardita guajira que en cualquier momento saca una metralleta y atraca el banco. Ella, tiempo atrás, cachifiaba a que unos árabes ricos {me imagino que Sandra, que es como se llama esta amiga, mientras explotada vendía su fuerza de trabajo, se pondría con toda razón del lado de los sionistas} y en un apuro económico los tumbó y no volvió más). El caso de Sandra ilustra perfectamente lo que de manera tan imperfecta trato de explicar: por una emergencia se vio obligada a realizar un saqueo popular totalmente justificado, de alguna manera debía cobrarse cesta tiques, horas extras, fines de semana y una constelación más de deudas y prácticas feudales en su contra. Pasó de ser “es guajira pero es trabajadora” a “mardita guajira ladrona ésa”. En el caso de mis panas (en el grupo de camaradas indígenas estaban Gloria Jusayú, que estudió conmigo en mi breve y poco fructífero paso por LUZ y Sabinito, el hijo de Sabino) todos se comportaron como indios buenos en Caracas, pero sospecho que en su hábitat natural no. Marditos alijuna, chotos, criollos, invasores, blancos hijos de puta. Mardita plaga.

En el Panteón le rindieron honores al cenotafio de Guaicaipuro y cantaron el himno en pemón (explico porque hay mucho mardito que no lee. El “cenotafio de Guaicaipuro” no tiene nada que ver con, digamos, el “adefesio de Coromoto” o el “ridículo de Guadalupe”, que yo sepa Guaicaipuro no creía en vírgenes. Un cenotafio es una tumba simbólica (yo la llamaría asomática) que no contiene las cenizas del titular. En una situación similar se encuentran Bello y Sucre, mientras que Miranda está en una situación idéntica ya que sus restos tampoco se sabe dónde están, aunque al parecer la doctora Bohórquez con su proverbial olfato mirandero dará con ellos. Para los lectores extranjeros o muy incultos aclaro que “pemón” es uno del verguero de idiomas que se habla en esta contradictoria patria, me imagino que debe ser más antiguo que el español y todo). Uno, que tiene sus tendencias bastante ocultas al marditismo se pregunta, cómo se dice, no digo en pemón, en jivi, en wayunaiki, en kariña o piaroa “empíreo”, o “yugo” o “despotismo”. Ese acto en el Panteón me recordó, más que la resistencia indígena, el Día de la Raza. A cualquiera le parecería que están reconocidos y garantizados los derechos de los verdaderos dueños de este territorio simplemente por cantar las gloriosas notas en el mausoleo de la patria. La verdad mardita es que no tienen tierras, están desnutridos, el desempleo y el alcoholismo los rejode cotidianamente, el sicariato los acompaña hambriento, un sinfín de enfermedades curables los diezman y, lo peor de todo otra vez en un 12 de octubre, el contacto con el mardito y emprendedor blanco, así sea en el Panteón, con la mirada atenta de El Libertador y el verbo florido de Cilia Ídem.

El hijo ilustre de Las Morochas, Johnny Salcedo, me comentó en una oportunidad una idea que se le había ocurrido con respecto al día de la rasa. Eso de llamar al día de la rasa “Día de la Resistencia Indígena”, a nuestro entender (y debo agregar que Johnny es un tipo muy brillante y leído), es una ridiculez mayúscula. Él propone llamarlo “El Día de la Gran Sortija” y yo estoy completamente de acuerdo.

Siento una voz que me dice que el párrafo anterior quedó falluto. Os aseguro que fue a propósito para probar la técnica del párrafo incompleto, subterfugio literario que sirve para crear cierto suspenso, claro, para eso hace falta un tema arrecho y un protagonista oriundo de Las Morochas no ayuda mucho, aunque creo que en este caso me salió medianamente mediocre porque pudo quedar peor. Una sortija es el golpe que se da con un puño que tiene el índice estirado sobre la palma de la otra mano que está abierta pero con los dedos pegados, menos el pulgar que hace un ángulo de 90º con el índice respectivo, de manera que el índice indicado de primero quede entre el pulgar y el otro índice. El golpe debe ser sonoro. Cada día de la rasa, en vez de estar tumbando estatuas (eso le resta espacio a los grafiteros para expresarse) los verdaderos revolucionarios nos reuniríamos en cada plaza Colón, Alfíger, Ojeda o cuanto genocida español que sea, para hacerle sortijas al estatuado entre tragos de cocuy y de chirrinche. Se pueden organizar coreografías sortijísticas y sortijoterapia, esas bebidas rituales lo ponen a uno muy creativo. Estas reuniones se pueden politizar y de ellas pueden salir círculos de estudio dedicados a la vida, atrocidades y asesinatos del que por esos mismos actos se encuentra inmortalizado sobre un pedestal. Mientras no se instaure el 12 de octubre como Día de la Gran Sortija y se continúe celebrando como un circo protocolar o con entregas apresuradas de tierras chimbas (como ocurrió en territorio yukpa) lo seguiré llamando día de la rasa.

Ahora, lo que ocurrió el martes 13 en territorio indio contra Sabino Romero me convence de que hay que llamarlo Día de la Raza. A sabino le hacen una guerra mediática en la que lo acusan de abigeato desde hace tiempo. Resulta que según esas sesudas noticias Sabino se robó unas 200 reses hace poco, pero aproximadamente un mes atrás se robó 60 becerros. Tengo algunas preguntas odiosas que hacer y a lo mejor algún caraqueño revolucionario, de esos que dicen que Lusbi es agente de la Cía y que se trata de un problema interno entre yukpas, me la contesta. ¿Cuánto espacio ocupan 200 reses? ¿será que hacen mucho ruido? ¿cuánta gente hace falta para manejarlas? En serio, tengo entendido que para la casa de Sabino no es nada fácil llegar solo, con 200 reses debe ser más que imposible. Lo de los becerros ya pertenece al mundo de las fantasías del Matacuras mesmo: las reses uno las lleva pa un sitio y todas cogen como si fueran un rebaño al mismo sitio, cosa que no ocurre con los becerros: son de un espíritu más anarquista y cada uno salta por su lado y no hay rebaño posible. Esta pastillita pecuario-cultural está dirigida a todos esos que toman decisiones y tiran línea desde una silla ejecutiva de tres mil bolos con aire acondicionado. El trabajo de ellos, sin embargo, no es ése sino defender a Chávez (como si él no se supiera defender solo) de las mentiras de la prensa. Lo del abigeato de Sabino parecen vergas de Alan García pero el que las dice es otro yukpa llamado Olegario Romero. Sabino fue el martes 13, en son de paz, a pedir explicaciones.

Abigeato es de lo que acusan, precisamente, a Garabombo el Invisible, libro de Manuel Scorza que le recomiendo a todo el mundo porque pareciera que todo lo que planean y desde siempre hacen los ganaderos contra los yukpas estuviera ahí escrito. Garabombo, a diferencia de Sabino, sí era un indio mardito, de los que estuvo preso por no dejarse joder, de los que recuperan su territorio a plomo limpio, de los que dejan su ejemplo y en esto último sí se parece a Sabino. Al yernode Sabino, Hébert García, lo coñació la gente de Olegario (el mardito ése debería llamarse Malincho) y le advirtieron que no siguieran robando el ganado de los amitos.

Otro argumento de gran peso y veracidad es el referente a que el problema es entre indios y que como el refranero popular dice que los indios no se tiran flechas entre ellos, hay que rodear la zona con el ejército y no dejar ni que levanten el cadáver de una de las dos víctimas mortales, Hérbet García, casualmente el que mató Olegario Romero, quien casualmente está ileso. Lo mismo ocurre cada vez que hay una guerra por la simple sospecha de que hay un recurso natural, como ocurrió en la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay, seguramente llamada en el mundo civilizado de entonces “conflicto entre indios”. Lo que no dice nadie, ni siquiera las naciones incivilizadas, es que esa guerra se hizo con armamento gringo y europeo, que los europeos apoyaban a los paraguayos y los gringos a los bolivianos. Esos gringos y europeos de entonces se parecen mucho a los ganaderos de la sierra de Perijá de hoy en día y, muchos funcionarios del gobierno parecen sus embajadores.

El día trece Sabino tuvo una visita domiciliaria del ejército por acusaciones de abigeato por parte de los ganaderos. Los forjadores de libertades buscaban las doscientas reses y no encontraron en los alrededores ni una de las 800 huellas. A nadie le gusta que lo acusen de ladrón y mucho menos en las circunstancias en las que se encuentra Sabino: lo tienen en salsa por otro asunto, el de la autodemarcación de los territorios indígenas. En la tarde, después de atender a los guardianes de nuestra soberanía, fue a ver a Olegario, como ya dije, en son de paz. La prueba es que no iba solo: iba con su familia y desarmado. Como cacique Sabino está obligado a resolver por las buenas y en paz ese tipo de conflictos pero se encontraron a Olegario cual adeco en sus mejores tiempos: borracho, armao y alzao. Así como uno dice a veces que se le despertó el indio estaría Olegario, con el watía despierto y muchas ganas de beber sangre india después de tanto alcohol.

Hubo coñazos, tiros y muertos en tierras del pacífico y emprendedor líder indígena, buen ciudadano y padre ejemplar Olegario, el presunto autor intelectual y material de la masacre es el connotado abigeo y archiconocido invasor de haciendas Sabino Romero (a) El Garabombo. Ésa es la noticia, pero no es ni la verdad ni la razón principal del conflicto. Los heridos que acompañaban a Sabino tienen tiros en la espalda, a la usanza de los ganaderos invasores de la zona en la década de los 50 y 60, hace medio siglo apenas. Raro enfrentamiento éste, se parece mucho a los que organiza la policía de vez en cuando.

La gente de Sabino huye, y en la carrera la primera en resultar herida es Marilis de 9 años, luego hieren a Sabino, y al niño Édicson Romero. Hébert Romero, que sí andaba armado con una escopeta, trata de repeler el ataque para cubrir la retirada (cosa que se puede hacer en Puente Llaguno, pero no en territorio yukpa) y cae, uno de sus disparos mató a Mireya Romero de 16 años, quien estaba embarazada y era familiar de Olegario Romero.

Sabino, herido en la espalda y el brazo, es llevado a la comunidad Chaktapa. De ahí lanza un alerta a los panas de Maracaibo y avisa que no va a bajar con funcionarios del ejército. Con dos balazos en el cuerpo hasta el indio más bueno se empieza a malear, tiende a tornarse Garabombo. Sabino es finalmente trasladado al Hospital Ché Guevara donde es atendido por los médicos e interrogado por los cínicamente llamados cuerpos de seguridad del Estado. Como a las 10 de la noche recibo una llamada desde el Hospital Ché Guevara en la que me informan que se quieren llevar a Sabino pal Hospital Militar con el pretexto de su protección, pero es para incomunicarlo cosa que facilitaría mucho el montaje de un expediente para encanarlo en el idioma del blanco, bajo sus leyes, sus jueces y en sus cárceles. No me quiero ni imaginar cómo se sentiría el Ché, cuyo nombre lleva el hospital del que sacaron de esa manera tan ilegal a Sabino. Seguramente se recordaría de Higueras y pondría la misma mirada severa de Bolívar en el Panteón el Día de la Raza un par de días atrás.

A todas éstas la ministra Nicia como que se da cuenta del verguero en que está metida, apenas ayer se habían entregado títulos de tierra chimbos en estos territorios ahora convulsionados y bañados de sangre, así que se vio obligada a intervenir de alguna manera porque ella es, teóricamente al menos, ministra de todos los asuntos indígenas, no de algunos asuntos indígenas. La gente de Sabino quedó a su suerte en la sierra mientras que a Olegario (en cualquier momento lo apellidan Villalobos, con el perdón de Fernando Villalobos, el lector número 17 de este blog, ¡pronto llegaremos a los 20 lectores!) hasta asesoría legal le estaban dando para lo del expediente montado a su favor y Nicia debía aparentar que algo hacía. La inteligencia apenas le dio para suplantar a la Cruz Roja y trasladar a los heridos. Qué triste papel el de la ministra enfermera

Sabino está custodiado por los mismitos que están montando el expediente con las pruebas en su espalda y en un brazo, un caso que no sé si lo resolvería CSI Miami o Expedientes X. En Machiques los ganaderos anuncian que si no les resuelven lo del abigeato tomarán los correctivos necesarios para mantener a salvo su propiedad privada, cosa que desde siempre han hecho por esos lados, al que le comprueban robo de ganado lo matan y nadie dice nada. Feudalismo del siglo XXI deberían llamar a esas prácticas. El problema es muy complicado pero la solución es posible y viable, no se ha hecho nada a favor y mucho en contra porque no se toma en cuenta ninguna variable lógica. Estamos hablando de unos 11.000 indígenas y de apenas 300 ganaderos que obtuvieron esas tierras de manera ilegal e inhumana. La Comisión de Demarcación de Tierras Indígenas está súper infiltrada por los intereses más oscuros y antinacionales en la persona de Mauro Carrero, secretario regional de ¡Bandera Roja! En ella también participaba el prófugo de la justicia venezolana Daniel Castro (a) Lolito, quien la cagó y ahora no quiere responder desde España por nada.

El conflicto en la sierra de Perijá se parece mucho al del Estado Sionista de Israel y Palestina. Por eso a los chavistas radicales del ala extrema nos extraña que, si bien Venezuela no tiene relaciones diplomáticas con Israel (cosa que aplaudimos) y Chávez ya dijo que entre los ganaderos y los indios se ponía de parte de los indios sigan los funcionarios del gobierno de parte del sionismo ganadero. La ministra es indígena (pero hermana jamás) y se pone de parte de los blancos, el ministro de interior y justicia Tarek es descendiente de árabes y apoya el mismo despojo del que son víctimas sus hermanos palestinos.

Durante el enfrentamiento murió un caballo y nadie me saca de la cabeza que es la única víctima que de verdad lamentan los ganaderos, ponerse de parte de ellos es avalar esos duelos tan despreciables como sinceros. Por cierto, ellos son los únicos beneficiados con las muertes de indígenas, cosa muy fácilmente demostrable desde el punto de vista histórico. Ojalá que nombren una comisión que haga su trabajo y en el caso de Sabino la justicia se imponga, porque lo que soy yo, estoy a punto de conspirar invocando a Garabombo así me acusen de agente de la Cía o de escuálido. Por cierto, y ya para despedirme, léanse Garabombo el Invisible para entender un poco más el problema indígena y pasar un rato agradable, es uno de los mejores libros que he leído.

4 comentarios:

Cano dijo...

dificil lo que ha acontecido.duro lo que se propició. leí el material y agradezco su dura ironía y su reveladora intención.

la comisión de demarcación de hábitats y tierras indígenas está entrampada y viciada en sus procederes.

los ganaderos insuflados de poder siembran más intrigas entre indígenas yukpas, como siempre lo han hecho en estas tierras robadas por ellos.

el ejército y sus armas juega a la componenda, al poder sordo, a la verticalidad, al dame tu carné y cállate.

los ministra indígena (¿indígena?) juega a suplantar (cosa terrible) a la cruz roja. ¿qué teme? la verdad se sabrá!!!

la ministra de ambiente oscura y ostrona, tecnócrata y sorda. (¿a qué ambiente le dedica su cartera, será el ambiente de oficina?)

los superministros, la mediática, el hambre, la manipulación, los celulares, los fiscales, los perdigones, la digna rabia, la arrechera, el desgaste... y.. a todas estas... ¿chávez vendrá a zona indígena?

estoy ofuscado, agotado de estas trampas tan burdas de los envalentonados que confunden en plena revolución que sudamos, la unidad con la unanimidad.

que fallo!!!

seguimos activados
allí el blog: http://clorofilazul.blogspot.com

Anónimo dijo...

Muy bueno tu artículo... escribes qué jode!!!!!!!!!!!!!!

Lo mejor fue la ilustración de tu punto con el cuento de tu amiga guajira.

Gabo dijo...

Ojalá se haga justicia con Sabino. Basta de dobles raceros. Y luego vemos a nuestra flamante ministra, haciendo cuanto encuentro intergalactico, intraterrestre y supra planetario de indígenas se le ocurre, parapetos teatrales pa que vean que aca le paran bola a los indígenas!!

Seguí escribiendo maracucho

........ dijo...

a ver maracucho, aqui la gocha que se tomo el atrevimiento de publicarte. leo tu gloriosa pagina siempre, por recomendacion expresa de otro maracucho ilustre, mi querido cano. nada, te enviaré mas a menudo nuestro trabajo pa que lo veas. Molestos andamos. Arrechos mas bien. la vaina no es asi carajo! sigamos puies, poniendo cada quien lo que tenga. Abrazon rebeldes desde el tachira..y gracias por las sonrisas que siempre consigo en tu blog...