jueves, 3 de septiembre de 2009

Marditas Vacaciones Escolares

Una de las épocas más esperadas por los padres y representantes es la de las vacaciones escolares. Cada uno las espera por diferentes razones que van desde un rato más de sueño en la mañana por lo del madrugonazo diario, hasta la hora adicional de descanso en la noche, porque padre o representante que se respete empieza la tarea del día hábil siguiente a golpe de 9 de la noche. En mi caso particular no es ninguna de las dos cosas porque tengo como año y medio que no vivimos en la misma urbe, sino porque el chamo está conmigo todo el día y eso es lo que más me gusta en la vida: compartir con el carajito. Desde que mis peregrinos pasos se encuentran estancados en Guaraira Repano City no he podido disfrutar de ese placer. Las vacaciones que he tenido han sido pocas e irregulares así que el tiempo compartido se ha reducido a su más mínima expresión. Este año, y en contra de todo pronóstico, la providencia se mostró sonriente y pude cuadrar los horarios de trabajo de tal manera que me pude traer a mi heredero por tres semanas de visita. Aclaro que de esas tres semanas una iba a estar dedicada a un plan vacacional que merece crónica aparte. Hice mis preparativos, compré un pasaje de avión para niño (baratísimo por Conviasa. Lo único malo es el servicio, pero como los niños disfrutan todo lo que pase en los aeropuertos y aviones, en mi caso puede considerarse valor agregado), planeé itinerarios, paseos, visitas y ¡a contar regresivamente los días pa tener al Guaicaipuro apoyándome en este verguero caraqueño se ha dicho, nojoda!


En arribando el párvulo hicimos nuestras respectivas visitas de cortesía. Una de las primeras fue en la agencia, donde tengo algunos panas que lo conocen y le martillan los regalos y presentes que inocente trae de nuestra ciudad natal. En esos días (mediados de julio) un fantasma recorría la agencia, el fantasma del Bono. Casi todos mis compañeros de trabajo sacaban las cuentas y adelantaban en voz alta lo que se iban a comprar o las deudas que iban a pagar. Yo no me podía quedar atrás, así que le dije pasito al chamo (esto de hablar pasito es un maracuchismo que se ha ganado por mérito propio este paréntesis, sólo lo he escuchado en Maracaibo y leído en El Quijote, mardito Cervantes & Saavedra) en lo iba a gastar parte del Bono: en el juguete que él quisiera y que si lo pagaban mientras estuviera de visita se llevaba su juguete por avión pa la Ciudad del Sol Amada.


Pasar vacaciones en Caracas puede sonar antiecológico y poco exótico, pero gozamos una bola. Con una de las madrinas del chamo paseamos en el teleférico, vimos espectáculos de calle de muy buena calidad, fuimos pal zoológico, nos perdimos en el Parque Miranda, visitamos museos y procuramos ver todo lo que no hay en Maracaibo City. Guaicaipuro, sin embargo, prefería ir a Ávila Tv, lugar en el que había cuadrado el horario para poder estar con el chamo por la calle realengos y sin rumbo. Cuando le decía al chamo que fuéramos para la calle a joder por ahí, me respondía insolente que el que estaba de vacaciones era él y que por lo tanto su infantil opinión prevalecía sobre mi experiencia y canas, así que pasamos una buena parte del tiempo arreglado en Ávila Tv. Este fugaz contacto con el maravillosos mundo de la tele le sirvió al chamo para conocer en persona y hacerse pana de Spike Lee, así como para compartir escena con los comediantes Echeverry & Maiza en la súper producción “Apaga la Tv”. No conforme con eso se hizo pana de todo el mundo (incluyendo a Coromoto, en serio, lo juro) y hasta le ofrecieron trabajo, cosa que despertó la envidia y la codicia de los antes mencionados comediantes.


Otra de nuestras ocupaciones fue la cinegética (Güiquipedia, lo siento) lúdica. Visitamos jugueterías incansables hasta dar con el susodicho objeto de los sueños de mi querubín de nueve años y con cédula. De jodedor le proponía que escogiera la barbi más cara, con casa y carro si quería, no me explico por qué, pero no le hacía gracia el chiste. La búsqueda reveló que su paradigma consumista era un Lego, la manera más cara de comprar plástico. Por fin encontramos el que era: de los que traen control remoto, se puede armar casi cualquier cosa con él y vienen en una cajota de este color. No preguntamos nada en la tienda pero de reojo vi el precio, ¡estaba en oferta, sólo 700 bolos! Levanté la vista y aunque estábamos bajo techo me pareció ver a la providencia sonreír. Mientras tanto, en el piso 16 de la torre que no se quemó de Parque Central, el fantasma del Bono seguía recorriendo los áridos pasillos de la agencia y las febriles mentes de los agentes.


El plan vacacional, a excepción de un día, merece mención aparte como ya dije, así que le dedicaré una crónica entera próximamente. Siguiendo sugerencias del personal del Informativo de Ávila Tv le hice una entrevista al chamo para registrar todo lo que vivió en el plan vacacional, rebautizado por Carvajalino, después de escuchar uno de los cuentos del plan, como el Plan Fracasional. Los que entre mis once lectores fieles conozcan la locuacidad y meticulosidad de la criatura se imaginarán cómo me dijo lo que dijo, pero nunca podrán imaginarse qué me dijo. Los cuentos son tan desgarradores que la presidenta pro témpore del club de admiradoras de Marditos Todos® y exitosa editora de best sellers, Estefanía Jimeno, quiere los derechos porque Harry Potter se quedó güevón.


Voy a hablar del día de excepción del principio del párrafo anterior. Ése fue el jueves, penúltimo día del plan fracasional. Ese día el fantasma del Bono dejó su recorrido y se materializó en las cuentas nómina de muchos empleados de la agencia, pero no en la mía. De eso me di cuenta en la mañana muy temprano porque saqué dinero del cajero y sólo tenía la quincena. Empezó en ese instante uno de los más grandes dilemas de mi monótona vida: por un lado era el hombre más feliz del mundo porque tenía al chamo conmigo y por el otro el trabajador más arrecho, ofendido en sus derechos laborales y traicionado por supuestos defensores de “la clase obrera”, de la bolita del mundo. Los que compartieron esos días, que duraron hasta el domingo siguiente, con nosotros saben que estuve de muy buen humor y que me negué rotundamente a hablar de San Bonifacio (otro de los nombres del fantasma del Bono) hasta que el chamo regresara a su hábitat natural. Sin juguete, por supuesto.


El excepcional día jueves el chamo reiteró su deseo de abandonar como rata del barco que se hunde el plan fracasional. El domigo antes del inicio del plan se “enfermó”, pero yo firme le advertí que no había tu tía y que no podía faltar bajo ningún pretexto. En este caso no valía el argumento de que el vacacionista era él puesto que se trataba, precisamente, de un plan vacacional. El jueves en la tarde, todavía pensando que las resistencias de San Bonifacio eran provocadas por un error, dije que hablara con la recreadora y le dijera que no quería ir y él accedió con la condición de que yo lo acompañara. La recreadora ante el rotundo anuncio puso cara de circunstancia, Guaicaipuro de circunspecto y yo de circunciso; insistía la docente free lance en que “mañana sería un día estupendo, en la piscina”, el chamo evadía y evadía los estupendos y fantásticos argumentos de la profe hasta que colmada su inmadura aún paciencia respondió con un comentario muy odioso (no sé de dónde lo sacaría, me imagino que del lado materno, yo sería incapaz de un pensamiento de ese calibre) y en voz muy alta, detalle sonoro que la obligó al acuerdo: “ese plan ha sido muy aburrido y mañana seguramente va a ser igual de aburrido, y el que está de vacaciones soy yo”.

jueves, 27 de agosto de 2009

Comunicado Mardito, Mardito Comunicado

Con las atribuciones y atribulaciones que nos conceden los más marditos, remarditos, recontramarditos y requetecontratrimarditos de este mundo tan ídem, el comité redactor de Marditos Todos® emite por primera vez un comunicado en apoyo a algo (en este caso a alguien) del siguiente tenor (aunque este caso es más bajo que tenor, musicalmente hablando, claro):


Considerando: que uno de los miembros de este mardito comité redactor, Manuel Noriega, cuyas fotos y cédula aparecen en estas, no nos cansamos de decirlo, gloriosas páginas, es víctima de un hostigamiento laboral que se cagan.


Que dicho hostigamiento es gratuito desde el punto de vista político y profesional, ya que nuestro compañero cumple con sus tareas de manera puntual y es chavista de los que ganan un sueldo de mierda (con el perdón de la mierda, no creemos que la podamos comparar impunemente con un sueldo de 40 bolívares diarios), es excluido y maltratado por la “revolución” y aún así continúa creyendo en el proyecto de ese país honesto y sin corrupción propuesto por Chávez.


Que lo de los 40 bolívares diarios no es una exageración ni un lugar común, no dijimos 4 lochas. El compañero Manuel Noriega recibe un sueldo equivalente a 40 bolívares diarios, esto es 1.200 bolívares al mes por 8 horas diarias de trabajo reporteril.


Que no se puede engañar a la gente de esa forma: le dijeron que se fuera de comisión de servicios a otro ente gubernamental, mientras estaba ahí en su lugar de trabajo pagaron un bono de más de 10.000 bolívares y a él no se lo pagaron porque estaba de ¡comisión de servicios! y nunca le avisaron con anticipación que eso era así.


Que está esperando cría para enero, que tiene un chamo de 9 años, que su señora madre estuvo recientemente hospitalizada (marditos, visítenla), que vive en Caracas y no es oriundo de esa para él hostil (como queda demostrado en lo que va de comunicado) ciudad, que esta urbe es más cara que un hijo bobo, que anda por ahí mal vestío y con la ropa ruñía.


Que no lo pueden mandar de “comisión de servicios” porque no es “funcionario de carrera” pero que a la final lo mandaron de “apoyo institucional”, pero igual no le pagaron un sebillo.


Que una vez que reclamó de la manera más pacífica (le metieron la mano en el bolsillo, es decir, le quieren quitar el pan de sus hijos: eso significaría por lo menos unos coñazos en cualquier país civilizado del mal llamado primer mundo, pero el guevarismo militante de todos y cada uno de los miembros de este comité redactor censuraría cualquier acción violenta en contra de nadie), gallarda (se enfrenta a un monstruo de esos que nos gusta destruir a los bolivarianos revolucionarios: “mollejúos” y “poderosos” pero que no soportan una semana de guerrilla) y frívola (¡el feisbuq!), ha recibido un ejemplo clarísimo de bossing (pa la güiquipedia muchach@s) y un odio desproporcionado por defender (suena dramático y todo, pero lo malo es que es verdad) el pan de sus hijos.


Acuerda: darle todo el apoyo moral (aunque la verdad es que va necesitar otros apoyos además de éste, si alguno de los 11 lectores de este humilde blog conoce un babalao que luche por la justicia, sería bienvenido) en esta lucha contra un jefecito que detenta un carguito desde el que (vamos a ser claros) le puede hacer mucho daño a nuestro defendido de hoy, ya que apenas detenta un carguitico de mierda de última categoría y sentimos una voz que nos dice, aparte de agúzate que te están tirando, que nadie en su actual trabajo lo va a apoyar en nada por lo del hostigamiento laboral, tan contagioso él.


Siguiendo el firme compromiso con la sabia y rotunda frase de “Pueblo, reconócelos” revelar el nombre del hostigador (y el verdadero nombre de Gabimán, quien sin querer metió al pobre Manuel en este peo, pero no con lo de “Pueblo Reconócelos” ya que Gabimán declaró que se trataba de un acto de mezquindad cardinal, sino por el simple gusto de develar un mito urbano), sitios de trabajo involucrados, gestiones administrativas realizadas y otras nimiedades burocráticas para dentro de un par de días: el tema está muy bueno y podemos aprovechar la coyuntura para inaugurar otra técnica que acompañe a la ya olvidada por mala del “salto sorprendente de párrafo”: la del salto remardítico de crónica.


Informar sobre la verdadera función de nuestro héroe de comunicado de segunda categoría de hoy en el comité redactor: es el ayudante de Audio Cepeda, fotógrafo oficial, junto a Bárbara Muñoz Porqué, de estas, no nos cansamos de repetirlo, gloriosas páginas. Otra de sus funciones es llevarle la Splenda a Blas Perozo Naveda durante las reuniones del buró político del comité redactor. Por ninguna de ellas devenga sueldo.

Invocar el pensamiento de nuestro pana y guía máximo en una carta (qué casualidad) a sus hijos “…y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario” para pedir que comenten este comunicado. No pedimos adhesión ni nada de eso, lo que pasa es que como es primera vez que escribimos un comunicado, no tenemos muchas nociones para tratar de hacerlo inteligible y ameno. Las adhesiones que las busque él en el Twitter.


Ante de que se nos olvide, la “r” dentro de un círculo que va al final de Marditos Todos son jodederas nuestras y cualquiera puede difundir o copiar lo que aquí aparece sin ningún tipo de autorización, pero eso sí, agradecemos NO revelar el origen, la fuente ni los autores de lo copiado o difundido, es suficiente raya con aparecer aquí.


Terminar este comunicado.

sábado, 22 de agosto de 2009

Canartube o Youseta

Hay un tema, de los tantos y variopintos tratados en este olvidado blog, que es el que más ronchas ha levantado en mi natal Maracaibo y por el que me acusan de tendencioso, sesgado y coñoemadre, pero por el que nadie se ha atrevido a decir que miento (cosa que me incomoda un poco porque en cualquier momento lo hacen). Me refiero a canar seta.

Pocas personas conocen la real historia de esa chucuta e inoperante televisora comunitaria. Sus orígenes son negados y tergiversados hasta tal punto, que todos creen que eso fue una idea que se ocurrió a Lolito mientras estudiaba la realidad de nuestros países en La Sorbona, cuando en realidad fue una idea de mi otrora dilecto amigo y ex protector en Caracas, Antonio Aguillón. De hecho, El Rincón de los Aburridos® y Capirugente Grill, Tennis & Golf Club tienen desde esos días grandes amigos y aliados en Catia Tevé y en el periódico alternativo desconocido más famoso del mundo, La Mancha™. El primer taller que se hizo para canar seta tuvo lugar en Capirugente Grill, Tennis & Golf Club, que en ese entonces estaba ubicado en Veritas y no en la Calle Carabobo como ahorita. Los actuales miembros de la fundación de canar seta evitan hablar del tema de sus orígenes, bueno, la verdad es que parecieran evitar hablar de cualquier tema porque no transmiten absolutamente nada a pesar de las obligaciones morales que tienen con la comunidad y las legales con el MINCI (eso sin hablar del tiempo que tienen en esa farsa, farsa de toda farsedad). Creo que de sus orígenes dije algo en estas, no me canso de repetirlo, gloriosas páginas, así que ahora hablaré desde las, no me canso de decirlo, mismas, un poco de su destino.

Para nadie es un secreto que el cuestionado canal en cuestión no se ve en ningún televisor del mundo lo que hace muy difícil opinar de su hipotética programación, pero le facilita las cosas a una mente tan perversa como la mía para hacer algunas preguntas (que por supuesto nadie va a contestar) tendenciosas en estos tiempos de crisis. ¿Cobran las muchachas y los muchachos (uso el género en vez del @ pa que la pregunta suene seria porque me parece que lo es) de canar seta por no transmitir absolutamente nada en el espacio radioeléctrico (del que vos, lector o lectora sois dueño también) en una frecuencia otorgada por un ministerio en el que por lo visto ni deben saber dónde carajo queda canar seta? ¿Le dan las muchachas y los muchachos de la extensísima (aunque viéndolo bien, si le quitamos los paréntesis resulta igualmente larga pero se lo puedo achacar, con razón, al uso del género) pregunta anterior mantenimiento y uso a los equipos del canal? ¿Hasta cuándo durará esa mamaderita e gallo con los maracuchos que teóricamente tenemos derecho y queremos una televisión comunitaria? Por otro lado deberían compartir los saberes y revelar, si no por el espectro radioeléctrico por lo menos en una cadena de imeiles, cómo hacen para vivir sin trabajar y que la gente que debería supervisar su labor crea que trabajan arduamente por la soberanía informativa. Cito a la vieja e los mangos: “Marditosesos”.

La gente que dirige el canal es más bruta de lo que yo creía, y que conste que Quenia y Queila me parecían (soy un esteta empedernido), como a cualquiera que las hubiese visto, definitiva y rotundamente más feas que brutas, en realidad parecen más feas que cualquier otra cosa, son increíbles. Pero no, aunque luzca exagerado para algunos, son más brutas que feas (pero únicamente más brutas que feas, lo demás sigue igual, siguen siendo paradigmáticamente feas) y puedo demostrarlo. Queila es abogada, ignoro de qué prestigiosa universidad, pero parece de las abogadas tipo Blanca Ibáñez; de esa gente que pasó por la universidad pero que la universidad no pasó por ellas. Ignoro si alguna vez tiró piedras, participó de alguna toma de un centro de estudiantes o del rectorado, si eran cabezas calientes, en fin, si eran estudiantes o estudieras. Como abogada la doctora González debería saber que está prohibido forjar documentos, mucho menos falsificar firmas de personas vivas; como jurista debería sospechar que la manera como manejaron muchas de las trampas que hicieron era innecesaria y evidente en demasía. Eso sin contar que la conformación interna (teórica, claro está) del canal no coincide con lo que legalmente se le exige a una televisora comunitaria. Queila, por decir algo, además de directiva de canar seta es la representante del CENAL en el Zulia (¿a cuenta de qué? He tratado de dar con la respuesta por miles de vías y nada) y además participa de un convenio de vIvE tV y canar seta, parece que tuviera tres trabajos pero en ninguno se ven resultados. Igualia a Blanca Ibáñez, se los dije.

Por otro lado, Quenia, la presi de canar seta le echó la culpa de todo lo malo que pasaba ahí al MINCI ¡el día de la inauguración del aún desconocido canal, ante las cámaras del ecpai girl! (Explico: ecpai es el acrónimo de Equipo Comunitario de Producción Audiovisual Independiente; el nuestro (todos tenemos derecho a formar uno y canar seta, si funcionara, tendría el deber de permitirnos participar de la programación) se llama el ecpai girl, en honor a las máximas exponentes de la cultura británica. El nombre se le ocurrió al merecidamente olvidado ex marido de mi hermanita ruca cuando lo fundamos). En fin, el material en que Quenia exhibe todo su odio hacia el MINCI está editado esperando que por fin se vea el bendito canal pa transmitir el evento inaugural con varios años de retraso si las cosas siguen así.

Youtube ha cambiado definitivamente el modo de ver las cosas. En esa vaina hay de todo. Absolutamente todo. Mi hijo mayor estuvo de visita en Ávila Tv y habló con los productores y anclas con mucha propiedad de sus programas, como si los hubiera visto. Lo raro es que Ávila no se ve en Maracaibo, ciudad en la que habita el infante. Todo lo que ha visto de la programación de Ávila le llegó por Youtube y conocía más gente en el canal que yo, que estoy trabajando ahí desde abril. Como se imaginarán, siguiendo el ejemplo que Guaicaipuro dio, realicé mi respectiva búsqueda de canar seta. Encontré dos videos que en realidad son dos promos. Una de 30 segundos y otra de 54. Por favor véanlas porque son de las que han salido más caras en la historia de la televisión mundial: ese pocotón de dinero en menos de minuto y medio de promo mal hecha merece ser visto por lo menos una vez. Mi espíritu de investigador, debo reconocerlo, se vio decepcionado ante tan escueto resultado, así que le averigüé un poquito la vida a las cuentas de Youtube que tenían la vaina en la güeb. La promo de 54 segundos la tiene Rocken1881, quien a su vez, en su cuenta tiene tres videos, de los cuales dos son en realidad uno solo picado en dos segmentos, uno de 3 minutos y otro de 6. Durante esos nueve minutos una niñita llamada Sara canta que las cosas y las personas huelen a pipí, a pupú y a cocó, mientras que una voz adulta detrás de las cámaras le dice “nojoda y quién te enseñó esa verga”. Les recomiendo que los vean antes de que los manden a quitar por inapropiated, como dice Youtube.

Quien sea que tenga la cuenta en la que aparece la promo de 30 segundos debería ser investigado por algún organismo de inteligencia competente y, merece párrafo aparte como ya se dieron cuenta. Se llama remc77 y tiene la bicoca de 1137 videos. Yo casi caí de culo ante el volumen de videos del camarada remc77: levanté la vista, respiré profundo, la palabra “nopuedeserlosmarditosestánproduciendoalgo” se hizo en mi boca e ingresé en la cuenta del mencionado compatriota. Les confieso que ahora, sin el casi, caí rotundo y súbito de culo. Si hay algo ecléctico, informativo y educativo en ese aleph borgesiano que es el Youtube es la cuenta de mi ya admirado remc77. Quién conoce a Dayana Mendoza, pues gracias a mi maestro remc77, ahora pertenezco a las mayorías que conocen a tan insigne representante del tricolor patrio, porque en esa cuenta ¡tienen el Miss Venezuela 2008 íntegro y ahí fue coronada nuestra hermosa coterránea Dayana! Hay videos de Servando y Florentino, de Chino y Nacho, de ¡Olga Tañón!, de Franco y Oscarcito, en fin, lo que se llama una pléyade. Vi a un grupo llamado Arsenal con su éxito “Amor para tres” doblando de lo lindo en el programa juvenil Portada's, todo esto bajado de Venevisión. Los Productores Nacionales Independientes no se quedan atrás y están dignamente representados por “Te ponemos en las buenas”. Junto a tan variada programación no está ausente el mensaje ideológico y adoctrinador del régimen, hay un video de la serie “Saca tu cuenta” (uno solo), cosas en favor de la enmienda, unas güevonaítas de Ávila Tv y alguno que otro “Contacto con la realidad” de Vtv. Se me escapan cosas de Antv y vIvE y, creo que es todo. El video de treinta segundos es difícil de catalogar porque es tan malo que sólo se puede catalogar de eso, de malo, pero de muy malo. Aunque debo reconocer en honor a la verdad que la otra es dos veces peor ya que dura el doble. Cómo serán de malas que no tienen hasta el momento ningún comentario y en esa verga comentan hasta los vidoes de los bautizos.

Ya más de uno de mis once fieles lectores debe estar sacando sus cuentas y determinando una notable inconsistencia numérica en mi perorata, puesto que hablé de 1137 videos y no debo haber nombrado 20, contando el muy muy malo de 30 segundos de canar seta. El resto del millar de videos corresponde a tres novelas íntegras de Venevisión intituladas “La vida entera”, “Torrente” y “Los misterios del amor”, así como el último capítulo de “¿Vieja yo?”. La profundidez de los títulos de estas obras dramáticas me hicieron desistir de ver el contenido, seguramente denso, del mil y pico de videos. Aparte de lo anecdótico y lo mediocre de la selección del que aloja aproximadamente el 30% de la producción total publicada en Youtube de canar seta pareciera que no hubiera nada más, pero no es así, por lo que me permito elucubrar para olvidarme un poco de las posibles respuestas a “Los misterios del amor”. Resulta que los videos de remc77 son de una calidad profesional. Los marditos no se pixelan jamás y tienen un sonido impecable, por si fuera poco nuestro kitsch e incansable amigo sube videos todos los días, así que me pregunto ¿el tal remc77 no estará usando los equipos de canar seta para la poco loable labor de subir la programación de Venevisión al Aleph, digo, Youtube? ¿Serán esos espectáculos banales y adocenados el paradigma que quiere canar seta para las niñas y niños maracuchos como Sara? De verdad se me para el pelo.

Al principio anuncié que hablaría del destino de canar seta y no he dicho ni pío al respecto, así que aprovecharé para darle rienda suelta a mi grafomanía y seguir fastidiando a los valientes lectores que hayan aguantado todas estas cuartillas de futilidad.

Un pajarito me dijo que antes de las vacaciones judiciales a nuestro ya habitual huésped de este blog, Lolito, lo andaban buscando (no precisamente en un carro negro de antena larga lleno e gente e lente oscuro) para entregarle senda citación para que explique alguna que otra trácala cometida en el pasado más bien reciente. El caso está torpemente explicado en el artículo que ya escribí y en el que mostré documentos “perdidos” en una notaría que parece propiedad de la ya recordada Blanca Ibáñez. El que no lo haya leído, que aproveche y no lo lea, pero que pregunte cómo es el maní entre la notaría, Lolito, los empleados de la notaría que “trabajan” además en canar seta y la misteriosa desaparición de documentos forjados con firmas falsificadas por Quiela y Quenia.

El solicitado por la justicia Lolito no está en Venezuela sino en España estudiando, aprendiendo y luchando. Primero en el deporte y primero en el estudio. Como el asunto no tiene que ver ni con un muerto ni con un crimen de lesa humanidad a Lolito no lo van a extraditar ni nada de eso, pero los que se quedaron en el suelo patrio sí van a tener que responder. En estos días andan con eso que tienen en el lugar donde van las caras, descompuesto y echándole la culpa, como es ya la tradición en canar seta, a los demás; diciendo que les quieren quitar de manera vil y cobarde el único canal comunitario que no transmite programación, que les quieren robar su elefante blanco. Tengo entendido que hay, además, una demanda de algunos milloncejos y todo ad portas, como se dice en el idioma oficial de América Latina, el latín. La justicia es lenta, pero Los Aburridos somos más aburridos y más lentos que cualquier justicia, sea ésta lo injusta que sea. El largo brazo de la dama ciega acecha con su espada a los tracaleros y mentirosos de canar seta que no aplicaron en Fundayacucho y quienes deberán, irremediablemente, buscar trabajo y, lo que es peor, trabajar.

El comité de redacción de Marditos Todos no quedó convencido acerca de la superioridad de la brutalidad sobre la fealdad de Quenia y Queila así que tuve que buscar un argumento más contundente y que involucrara a las dos por igual. De más está decir que lo encontré. Las especímenes nombradas antes tienen un asesor legal en el viejo continente, uno que no va a ser importunado por citaciones judiciales, escabinos o alguaciles. Las animalitas tienen como consejero al mismo que las metió en este verguero, ¡sí! El mismo Lolito, el que actualmente en la madre patria seguramente realiza sesudos diagnósticos sobre la democratización del espacio radioeléctrico desde los muy respetados archivos de Sevilla, busca tiempo y les dice a las mostrencas lo que deben hacer. Todo esto mientras se ve obligado a huir del antisemitismo del dictador Chávez y del terrorismo palestino militante de Hindu Anderi. Pero lo que las hace brutas sin remedio es que ¡le hacen caso!

Quiero sin embargo y a pesar de todo enviar un caluroso abrazo a los obreros y técnicos (dudo mucho que haya participado un ingeniero y lo de técnicos lo puse por siácala) que instalaron los equipos que no funcionan. A veces pienso en la programación que mentes tan brutas y mediocres pondrían en el aire y me alegra que exista esa alianza de clases para el desatino y la ineficiencia. Sería insoportable una programación de esas lumbreras del fascinante mundo de la televisión. Es más llevadero, a la final, que los equipos y los recursos se malgasten o se pierdan, pero no es lo ideal.

Para despedirme y dejar en paz al que haya llegado hasta aquí (dudo mucho que alguien lo haya hecho), me referiré a los videos de Sara. Me parece un agravante de muy mal gusto (a lo mejor me equivoco, se podría debatir el tema) que compartan escena con el de canar seta. Tengo entendido que ninguna persona de canar seta lee este blog (lo que muestra en ellos un rasgo muy básico de inteligencia) así que no existe el riesgo de que lo quiten, pero como el mal siempre acecha decidí bajarlos y tenerlos por si acaso a remc77 le jalan las orejas desde alguna institución defensora de los derechos de los niños y se los hacen quitar. Si los quitan, avisad, que a mí nada me cuesta volverlos a subir. No crean que lo hago por joder a Sara, otra víctima de canar seta; el video está tan pixelado y tan movido que la fisionomía de la niña no se percibe, pero lo que dice sí está clarito y, como dicen por ahí, uno es dueño de lo calla y esclavo de lo que dice.

Tengo abandonado el blog, pero el lunes os espero con el mejor artículo (qué gracia, lo malo que es el resto me la pone fácil) de estas, no me canso de repetirlo, gloriosas páginas. El peo está formao en el féisbuq y le pueden echar un vistazo, mi perfil es público. Para adelantaros algo de lo coñoemadre que viene os digo: es un lío de más de diez mil bolívares fuertes: imagínense cómo vengo: con todo.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Recontrarrequetecuatrimegamardisionistas

Durante mi largo y árido exilio en eslavas tierras compartí el cuarto que tan amablemente me cedían los polacos con un palestino. Aclaro que la amabilidad era también con Waleed (que se pronuncia Ualid) porque se trataba de una habitación para dos personas, sólo que solo vivía antes de la llegada de Waleed y la amabilidad era conmigo solamente.

Waleed es un nombre muy común entre los árabes así que entre ellos lo apellidaban Shatila, porque mi pana Waleed venía de Shatila, un campo de refugiados palestinos en las afueras de Beirut, sitio donde se llevó a cabo una masacre de unas 6.000 personas (suena así muy coñoemadre hablar de “personas” cuando uno habla en realidad de 6.000 historias, con un millón de variantes cada una, de niños, mujeres, ancianos, 6.000 panas que estaban desarmados) los días 16, 17 y 18 de 1982. En esos días Waleed estaba refugiado ahí.

Él me contaba unas vainas que, a mí, que soy reconocido como un duro sin sentimientos ni corazón, me hacían llorar. Ese carajo no sabía lo que era comprar algo en la tiendita de la esquina porque en los campos de refugiados de la onu está prohibida cualquier actividad económica: uno se viste con la ropa que le da la onu, come la comida que le da la onu, es vacunado y atendido por médicos europeos en tiendas de campaña de la onu, en fin, mi hermanito Waleed estaba en aquellas latitudes becado por la onu. Les juro que la arrechera que le tengo a la onu viene de esas conversaciones.

En el sitio donde estudiábamos había gente de todo el tercer mundo, africanos, asiáticos, latinos y europeos del mundo “socialista”, pero entre cada raza se veía la lucha de clases: uno se daba cuenta de una vez quién era de plata en su país y quién no; quiénes eran los sifrinos y quiénes los pata en el suelo. Entre los palestinos, Waleed era de los más pela bola, pero tenía el aura del mártir porque durante la masacre fue herido en las piernas, así que los palestinos de la diáspora lo querían que jode y los que tenían más billetes le brindaban lo que él quería. Él nunca pedía nada ni aceptaba casi ninguna invitación a salir del edificio en que vivíamos. No recuerdo haberlo visto más de cinco veces, en el medio año que nos conocimos, en la calle. Es que ni la nieve, una vaina que embruja a todos los subdesarrollados y los obliga a tirarse en ella, tocarla sin guantes, probar a qué sabe y hacer una bola de nieve, lo hacía salir para la calle. Toda su vida había vivido en un barrio del que no podía salir, un barrio de la onu.

Desde el principio me hice muy pana de Waleed porque siempre he estado del lado de los palestinos. Uno que es chavista pre-Chávez se educó en su casa con simpatías hacia los palestinos por lo que apenas conocí a uno, mártir po añadidura, me hice muy pana del chamo, así que aprovechando esa amistad me hizo una proposición indecorosa: que le vendiera mi pasaporte por 2.000 dolaretes.

Les advierto que ésa era una cifra astronómica en aquellos años en ese y en cualquier país de Europa oriental por un pedazo de documento que en la embajada costaba, en el caso de los venezolanos, 80 verdes. Así que la pregunta obligada fue qué tenía de malo su pasaporte que ofrecía tan exorbitante suma por el mío. Me enseñó su pasaporte, un papel amarillo con muchos sellos y estampillas, con las huellas digitales de sus diez dedos, escrito en hebreo y que sólo le servía para viajar desde Polonia hasta Beirut. Sus planes eran viajar a Suecia con mi pasaporte y una vez allá pedir asilo político. Saqué mi cuenta: 1.920 dolarillos de ganancia y además participaba como cómplice de una acción en contra del sistema (tanto capitalista como “socialista”, porque la acción empezaba tras la cortina de hierro y terminaba tras la cortina de hierro, pero del otro lao); sin embargo había algo que no me cuadraba, así que regateé el precio ofrecido en los siguientes términos: mi pasaporte por los 80 dólares que me costaba en la embajada, pero me dejaban estar presente cuando lo falsificaran, y es que a mí con una de las pocas cosas que no me pueden comprar es con dinero. El documento amarillo de una página impreso por los dos lados que identificaba a Waleed estaba incompleto: le faltaba un sello, el sello de la ignominia. El sello de la onu.

Su respuesta fue un rotundo y escuálido NO, ante mi enmendada pregunta de por qué no podía estar yo, un insospechado de atentar contra la seguridad de nada ciudadano venezolano, de apena 23 años, respondió con un más escuálido NO es NO, es más, ni se lo iba a decir a los palestinos que eventualmente le financiarían el tan anhelado para él, justo es subrayarlo, pasaporte, que eran unos carajos con cobres que vivían seguramente en Kuwait, Omán o Arabia Saudita no como refugiados, pero sí como ciudadanos de segunda con sueldazo de ciudadanos de la diplomacia de la onu.

Yo insistí con la vaina hasta que el ladillao Waleed (porque para él, ese pasaporte azul escrito en español era lo que podríamos llamar un pasaporte a la libertad) consultó con sus sponsors. Los tipos le hicieron un riguroso interrogatorio sobre mí, porque cualquiera en su sano juicio hubiera agarrado sus dos lucas verdes y si te he visto no te conozco. Por otra parte un pasaporte venezolano era muy atractivo porque no despertaba ninguna sospecha, lo que hacía muy tentadora la oferta. Lo cierto es que un día me dijo que Arafat iba a visitar Polonia para abrir una embajada de Palestina, acto simbólico que querían hacer los polacos cuyo sistema “socialista” ya estaba en las últimas y todos, incluido Arafat, lo sabíamos. Podría ver de cerca de Arafat, bueno, no exactamente, me interrumpió Waleed, lo vas a saludar con tres besos como todo macho que se respeta y cada beso tenéis que decirle tales y tales (no me acuerdo, han pasado muchos años) cosas después de cada beso. Y así fue, colado entre el grupo de estudiantes palestinos, besé tres veces a Arafat.

Un mes más tarde vi cómo falsificaban mi pasaporte, cómo le cambiaban la foto, cómo le quitaban el sello a la foto mía y se lo ponían a la foto de Waleed, cómo despegaron la calcomanía transparente que recubría la página de los datos personales y la foto. Todo entre tragos de Jack Daniel’s y con mucha música en un apartamento lujosísimo que pagaba con petrodólares uno de los patrocinadores de la operación ilegal. Sin embargo lo que más me sorprendió fue que el falsificador era el más gris y pajúo y agüevoniao del grupo de los palestinos, todos le mamaban gallo, pero era un verdugo en lo de las falsificaciones y en ese momento todos lo trataban con mucho respeto. Terminada la maldad, el acaudalado palestino que debía pagar mis 80 machacantes me dijo que lo mínimo que él me podía paga eran 200 dólares y que con mucho gusto me daba los 2.000 ofrecidos antes de mi regateo y me los enseñó. Como era de esperar, el guevarista que algunos llevamos por fuera agarró los 200 verdes para no ofender y, antes de irme, el palestino me dijo muy en serio que desde ese momento éramos hermanos, que yo era palestino como ellos y me dio tres besos.

Waleed se fue para Suecia, apenitas llegó pidió asilo político y nunca más lo volví a ver, pero ese carajo es mi hermanito y lo que pasó en Gaza, no joda, me la hicieron a mí también, así que entiendan ese detallito porque me voy a poner odioso a partir de ahora. Por eso mismo es que esta crónica está tan seca y sin gracia: desde diciembre ando odioso con lo de Gaza.

Para empezar, hay palestinos y palestinos; los hay que viven en Gaza, en Estocolmo, en Buenos Aires, en Trípoli o en Jerusalén, porque en Israel viven palestinos también y militan en el “Partido Comunista Israelí”; los hay con cobres y los hay pobres y, entre ellos mismos no hay solidaridad porque la lucha es de clases; en Venezuela la diáspora palestina que tiene negocios explota a sus trabajadores de la misma manera que los productos que deberíamos boicotear “porque se fabrican con sangre palestina”, o algo así; esa diáspora millonaria que felicita a Chávez por romper con Israel convive con los escuálidos, tiene cachifas y educa a sus hijos en los valores del capitalismo y del consumismo; pero, ojo, también los hay pelando bola y matando tigres donde aparezcan, muy honestos, incapaces de explotar a otro ser humano, sinceros, buenos ciudadanos, en fin, palestinos chavistas. Yo me solidarizo solamente con los segundos, con los que son como uno, con los seguidores del Chino Valera Mora palestinos. En las marchas en solidaridad con el pueblo palestino uno ve entre los marchistas gente con cobres que sólo está al lado de los pobres del mundo, con los que quiero mi suerte echar, de manera si se quiere casual, porque ni ellos frecuentan los barrios de uno ni uno los centros comerciales de ellos. La lucha es de clases, claro que Sí.

Algo similar ocurre con la mayoría de nuestros diputados “socialistas” a la Asamblea Nacional: sus hijos viajan a Mayami, tienen cuentas en dólares, se pagan sueldos de la onu, en fin, viven en una perfumada burbuja de privilegios, pero a la vez son bolivarianos, guevaristas y hasta comunistas, que de sus propios labios lo he oído, qué asco. La lucha es de clases, en este caso lo peorcito de la clase política contra los sectores decentes de lass demás clases. Su contribución al pueblo palestino no es más que una condena, verbal y por escrito, a Israel. Deberían donar, cada uno, un mes de sueldazo de la onu a los panitas palestinos en vez de hablar güevonadas y firmar papeles con tremendos membretes y sellos muy parecidos a los de la onu.

Entre los palestinos que conocí entonces había un venezolano muy admirado. Se sabían su biografía con lujo de detalles: fecha y lugar de nacimiento, estatura, nombre completo y profesión de los padres… todo. Ese notable compatriota era nada más y nada menos que El Chacal. No voy a ocultar mi por todas partes manifiesta admiración por ese insigne compatriota, cosa un poco desagradable para el común, que rechaza el terrorismo y respeta las resoluciones de la onu. A ese mismo común, junto a las resoluciones de la onu, se las pasa por el culo Israel mientras aplica el terrorismo. Las resoluciones y los tratados que no consideran el envío de armas como humanitario deben ser irrespetados y enviarle a los panas palestinos armas pa que se defiendan y pa que recuperen sus territorios, para ellos los fusiles son tan necesarios como el agua, de la que por cierto, también los privan. Recuerdo que cuando la guerra en Nicaragua contra la rata pelúa de Somoza muchos gobiernos enviaron armas a los sandinistas, incluida la no menos pelúa rata de CAP. Si comparamos ambas guerras, de bolas que los palestinos se merecen apoyo militar para obligar al invasor a respetar acuerdos nuevos, por Dios que no sean los de la onu, o a irse para el mismísimo carajo.

Un elemento de la resistencia en contra de las agresiones de Israel desde la comodidad de nuestros aires acondicionados y ropita bonita, es boicotear algunos productos que financian algunas cosas que permiten el genocidio. Esas acciones de boicot tienen sus bemoles que las hacen desde la óptica de Gaza, pero sobre todo mientras bombardean, muy ridículas y hasta, lo que llamamos en Maracaibo, odiositas. Para empezar pareciera que el boicot dura mientras duran las agresiones; mientras el fósforo blanco cae en Gaza no se puede comer en Mac Donalds, no se puede usar Wella-Pon y otras prohibiciones más. De todo esto lo que causa más estupor en mi anémico corazón es cuando oigo que alguien dice que alguna cosa se fabrica con sangre palestina, les juro que a veces lo escucho. Hay, sin embargo, unos productos que parecieran ser imboicoteables. Nunca he escuchado sobre las relaciones que puedan haber (que las debe haber, nojoda) entre la Ford, la Chrysler, la GM o la Chevrolet con el gobierno israelí, al parecer hay un “con mi carro no te metas” que va más allá de la solidaridad con los palestinos, la verga tampoco es pa tanto. Siento una voz que me dice que los carros gringos son ensamblados con sangre palestina.

No dudo que alguna que otra compañía cervecera igualmente tenga suficientes manejos financieros con el Estado forajido de Israel como para ser boicoteables, pero la aplastante y arrolladora mayoría de nuestras filas revolucionarias no se anota en ese boicot ni que les bombardeen las casas a sus hijos. Uno los tiene que soportar en las marchas, recién bajaditos de sus camionetas 4x4, disfrazados de las versiones tropicales de Arafat con sus flamantes franelas del Ché, eso sí, pero con gomas Nike y ¡pantalones Levi’s Strauss originales! Ni siquiera tienen la delicadeza los marditos de comprarlos pirateados o chimbos.

Por cuestiones de trabajo me comunicaba casi diariamente por teléfono con una mujer que está en Gaza, durante los días del genocidio. Me contaba los horrores producidos por Israel, de las armas desconocidas que usaba y de la soledad de un pueblo que ve al mundo no hacer nada para detener esa masacre. La mujer se llama Ewa Jasiewicz y evidentemente no es palestina sino polaca y me dijo que está muy bien eso de organizar marchas y concentraciones en Copenhagen, Los Ángeles o Seúl, lo malo es que las bombas caen en Gaza y con esas marchas y demostraciones, muy solidarias y todo, no detienen todo el horror que siembra el ejército de mierda de Israel. Siempre me trató con cierta desconfianza hasta que un buen día le di una buena noticia (es en serio, en medio de un bombardeo constante, lluvia de fósforo blanco y armas desconocidas, se pueden dar buenas noticias): Chávez rompió relaciones diplomáticas con Israel. Se hizo un silencio del otro lado del teléfono y la pobre mujer no me entendía lo que le acababa de decir, así que se lo tuve que repetir tres veces hasta que lo entendió. Acto seguido se lo repitió varias veces en voz alta a los que estaban con ella y me dio las gracias.

Las siguientes llamadas me respondió con una confianza y una amabilidad que ni les cuento. Con lujo de detalles me narraba cómo estaba la situación y me transmitía noticias en pleno desarrollo, como dice el más fuerte que el odio y Blanca Eckhout juntos, Wálter Martínez. Por culpa de Chávez pasé de ser un carroñero de la información, de los que llaman, preguntan, escriben una nota periodística y se olvidan del sufrimiento transcrito, a ser un joven e intrépido reportero de Venezuela, el único país de este planeta de mierda que expulsaba al mardito embajador judío de Israel y rompía relaciones diplomáticas con los terroristas que le caían a bombas a Gaza diariamente. La pobre Ewa no entendía por qué Chávez tomó esa decisión, tan lógica por demás, si Venezuela no es un país musulmán, ni tiene relaciones “históricas” con Palestina, ni tiene problemas con los marditos sionistas y que debe tener mucho que perder por esa decisión, tan lógica por demás. Polaca y en Palestina, ¿haciendo esa pregunta? Por las mismas razones nos metimos muchos en este peo, por chavistas (no son suposiciones de este humilde servidor, la propia Ewa se declaró chavista de la línea dura). También podría decir que se venezolanizó porque de la manera más cándida me pidió, con el mismo tono ingenuo de mucha gente que logra comunicarse con La Hojilla®, que le arreglara una entrevista con Chávez…



miércoles, 7 de enero de 2009

Roque Dalton porque sí

Hay un poeta salvadoreño llamado Roque Dalton que es considerado por muchísimos panas míos, que saben que jode de poesía, muy panfletario y, un poeta menor. He dicho que no me gusta la poesía, pero la de Roque Dalton sí. Eso confirma lo que dicen estos amigos míos, porque tampoco sé mucho de poesía que se diga. Recuerdo que a Lydda Franco no le gustaba y no me dejaba leérselo cuando le leía vainas.

De más decir que trato infructuosamente de copiarme este estilo y que publico a Roque con la excusa de que me gusta mucho para no escribir nada y quedar bien dentro de mi proverbial haraganería. Dilo, Roque:

Sucesos de 1969

A Ricardo Arrieta.

No es necesario jurar que lo que narraré aquí es un hecho realmente ocurrido. Los incrédulos podrán consultar los diarios salvadoreños del primer semestre de 1969.

En San Salvador hay un zoológico. Se encuentra en un parque más bien bonitillo en la zona sur de la ciudad. Como San Salvador debe tener cerca de medio millón de habitantes, el tamaño del zoológico -una superficie de unas cinco, seis, siete u ocho manzanas- es bastante satisfactorio, sobre todo si hacemos las comparaciones del caso con los zoos de otras ciudades mayores, el de La Habana, por ejemplo, para no ir muy lejos, que viene siendo una cagadita.

En el zoológico de San Salvador, en una jaula de la sección número uno de micos y monos, habita desde hace varios años un mandril bautizado por el público con el nombre genérico que a los mandriles suelen dar en varias zonas centroamericanas, es decir, Pavián. Lo que habla muy mal de la imaginación popular o muy bien de la haraganería salvadoreña, pues habría sido preferible un nombre más personal, más tibio o más emparentado con la historia del género humano. Pavián se hizo muy famoso entre los asistentes asiduos al zoo, por su desfachatada (y muy aplaudida) costumbre de mostrar su pene a las mujeres, actividad en que el feo animal ha mostrado una persistencia francamente pasmosa.

Hay que decir que el zoológico es uno de los paseos más concurridos de San Salvador, fundamentalmente porque para entrar en el y recorrerlo no hay que pagar un solo centavo. Los cines en cambio son carísimos, los teatros no existen y a los bares no puede uno llevar a los niños.

La concurrencia de la mencionada actividad erótico-animal, por un lado, y la afluencia del público al zoo, determinada por las condiciones sociales y económicas del pueblo salvadoreño, por el otro, hicieron de Pavián un ser famoso, como nunca antes lo fuera un mandril de la familia “Culo de guinda”.

En los meses de abril y mayo de 1969 aparecieron en la prensa diaria de El Salvador diversas informaciones acerca de la compra de nuevos ejemplares para el zoo salvadoreño, efectuada en diversos criaderos y zoológicos de los Estados Unidos, por el Director de aquél, un arquitecto de jardines cuyo nombre se me escapa por el momento. Entre los anunciados osos hormigueros, serpientes, druilas y cebras, llamó especialmente la atención la noticia de la compra de una mona mandrila, destinada -según declaración expresa y evidentemente orgullosa del director- a convertirse en la esposa de Pavián.

El diario El Mundo, Propiedad de una sociedad Anónima a la que Pertenecen algunos de los más importantes personajes del Gobierno salvadoreño actual, editado y dirigido por un joven poeta y escritor de cuentos de ciencia-ficción (que se graduara como abogado en Bologna, y fuera posteriormente diplomático por El Salvador ante te los gobiernos de Italia, República Federal Alemana, etc., lo cual habla de un nivel mayor que la simple alfabetización), tomo en sus manos la tarea de efectuar, en torno al simiesco enlace, lo que suele llamarse una promoción publicitaria.

Con tal objetivo, dicho periódico convocó a un concurso infantil (“exclusivamente para los niños salvadoreños”) consistente en buscar un nombre para la innominada prometida de Pavián. Entre los niños que coincidieran en proponer el nombre que tuviera más adhesiones, se efectuaría un sorteo y se escogería a diez triunfadores que serían convenientemente premiados.

Convenientemente para la tesorería de El mundo, digo yo, porque el mismo anuncio de los premios indicaba -según un nivel normal de apreciación- que la cosa no ameritaba mayores entusiasmos. El primer premio consistiría en una bicicleta mexicana, el segundo premio en un par de zapatos, el tercero en no se qué y ya el décimo venía siendo cualquier cosa, un tubo de caramelos o una suscripción a El Mundo por dos semanas. Nada de viajes a Europa con todo y familia, o casas de cien mil dólares o automóviles Mercedes Benz.

Duramente algunas semanas, El Mundo dedicó abundante espacio a informar sobre los avances del concurso. Un día se anunció que las reinas de belleza de varias entidades nacionales constituirían el tribunal de honor que haría el recuento de los votos para los nombres propuestos y que efectuarían en seguida el sorteo entre los adherentes al nombre ganador. Días después se precisó la fecha en que se anunciarían los resultados del concurso y los nombres de los triunfadores.

La repartición de premios se fijó para la mañana de un domingo de mayo que suelen ser espléndidos en El Salvador con un ceremonial a efectuarse precisamente frente a la jaula de Pavián y su esposa. La noche del sábado inmediatamente anterior, un conocido mariachi de San Salvador ofrecería una serenata a los nuevos cónyuges. Una serenata en privado, se puntualizaba. Inexplicablemente A menos que...

Por fin Llegaron los días esperados. En la edición correspondiente al sábado de la serenata, víspera de la premiación, El Mundo, anunció en primera plana, con caracteres de escándalo: “La Novia de Pavián se llamaría Reinalda, por mandato de los niños de El Salvador”. Al parecer los niños salvadoreños habían creído justo colocarle a la inmediata media naranja de Pavián, el nombre del personaje de la canción popular, bastante high camp a pesar de su contemporaneidad: Reinalda, la de la minifalda. El Mundo cerraba la información invitando a sus lectores para la ceremonia del día siguiente.

Yo, que me enteraba de todo este proceso precisamente por medio de las páginas de El Mundo, me sorprendí vivamente cuando a partir de aquella invitación, de un día para otro, desaparecieron todas las menciones con respecto al concurso y la ceremonia de premiación.

Sin embargo, me tranquilicé pensando que toda aquella actividad debió haber quedado tan pálida y grotesca a la vez, que habría caído en el mas total y merecido fracaso del mundo y que El Mundo, habiendo visto cumplidos sus propósitos publicitarios con el barullo armado desde sus páginas, había decidido olvidarse del asunto. Reinalda y Pavián -seguí pensando- pasarían de nuevo a la pequeña gloria dominical consistente en salpicar de erotismo primitivo el paseo finisemanal de las familias obreras y artesanas de San Salvador, sin saber que habían sido por algunas semanas, en las paginas de El Mundo los principales disputadores de espacio tipográfico frente a los colosales astronautas yanquis, las colosales matanzas yanquis en Vietnam y los colosales asesinatos de los drogadictos de Nueva York.
¡Pobre de mi, qué lejos estoy del corazón de mi patria! Por las informaciones de otros periódicos salvadoreños, cables de la prensa internacional, cartas de testigos presenciales y otras yerbas, pude enterarme de la verdad.

Al acto de premiación asistieron, de acuerdo con los datos proporcionados por la administración del zoo (cuya exactitud se debe a que, aunque la entrada es gratis, se extiende un ticket numerado a cada persona que ingresa), doscientas trece mil cuatrocientas cinco personas. Si hemos dicho que el zoo de San Salvador tiene una superficie máxima de ochenta mil metros cuadrados y que la mayor parte de esta superficie esta ocupada por las jaulas de los animales en exhibición, dispensarios de veterinaria, oficinas, un lago en cuyo centro surge una isla rocosa poblada de muchos otros monos, fuentes, juegos mecánicos para niños, expendios de comida o refrescos, etc., el tipo de apretujamiento humano que hay que suponer se dio allí podría ser un adelanto de lo que va a pasar en el mundo si no nos las ingeniamos para llegar por lo menos a Marte antes de cien años.

Resultados:

Un zoológico prácticamente destruido; un niño desilusionado regresando a casa con apenas el manubrio de una bicicleta que el señor Director de El Mundo logro lanzarle completa antes de que una ola humana se lo tragara y lo hiciera aparecer, desnudo ya, unos veinte metros al norte de la jaula de Pavián; veinte personas gravemente heridas a cuchillo cuando trataron de impedir por la fuerza que el ladrón que tenían al lado les llevara la cartera, el reloj y la chaqueta; treinta y tres hombres y mujeres noqueados por otros sendos ladrones que en lugar de cuchillo portaban cachiporras y garrotes; setecientas veinte mujeres de distintas edades, desnudadas en forma violenta, es decir, en uso del método de arrancarles la ropa, total o parcialmente; ochenta y cuatro mujeres violadas (cuarenta y una de ellas, previamente desnudadas en la forma anteriormente descrita; cuarenta y tres, sin desnudar); trece policías desarmados, despojados de sus botas, kepí, correaje o pantalones; siete personas (una señora de su casa, dos tenedores de libros, un sacerdote redentorista, una niña hospiciada y dos jugadores del fútbol del equipo “Lope del Río Sporting Club,” precisamente el defensa derecho y el interior izquierdo) muertos a pisotones por la multitud despavorida, momentos después de que algún chusco no identificado aún gritó: ¡Se escaparon los leones!; un estudiante muerto a tiros por la policía, estudiante al cual, se asegura en el parte oficial, se le encontró propaganda castro-comunista y un artefacto presumiblemente explosiva a juzgar por la forma, el tamaño y los ruiditos que emite; doce personas gravemente intoxicadas por picaduras de serpiente barba amarilla, cascabel, zumbadora, chinchintora y bejuquilla, a causa de haber caído contingencialmente en el foso de los reptiles; trece ventas de golosinas y refrescos borradas del mapa; trescientas trece personas capturadas como sospechosas de tratar de aprovechar el desorden para atentar contra la seguridad del Estado; un oso hormiguero, recién venido de Florida, muerto por falla cardiaca, en cuya adquisición (es decir, no de la falla cardiaca, sino del oso hormiguero) se habían invertido cinco mil seiscientos dólares en divisas del erario nacional, más de seis mil niños perdidos, de los cuales quedan en poder de la Policía ochocientos setenta y tres, para los cuales se ha tenido que erogar un presupuesto de emergencia, aunque se sigue confiando en que la responsabilidad y el amor de sus padres terminaran por hacerse efectivos en forma conveniente para todos; un supermercado de propiedad norteamericana incendiado, cuando la multitud había salido por completo del zoológico y comenzó a organizarse en forma más unitariamente destructiva, sublimando su nerviosismo en contra de grandes propiedades privadas que, una vez echado un vistazo alrededor, le parecieron de pronto ofensivas y culpables de todo; dos miembros del Partido Comunista de El Salvador expulsados sumariamente de la organización porque después del susodicho incendio comenzaron a gritar “A Casa Presidencial, a Casa Presidencial,” lo cual (independientemente de que fueran reducidos al silencio por una enérgica y bien coordinada acción de otros camaradas que por casualidad y felizmente se encontraban en las inmediaciones) comprometía al Partido en una acción típica de espontaneísmo pequeño burgués que no se podía quedar así.

Finalmente, tras la tempestad, vino la calma. Los ánimos se serenaron, las buenas costumbres se impusieron. Y la Virgen del Rosario bien contenta.

Pavián seguirá mostrando su pene color mandarina a las muchachas y, cuando reparen el zoológico, hasta los muchachos comenzarán también a llegar, displicentemente, para ver qué se va a dar Reinalda en ese terreno, inédito entre los espectáculos. Eso, claro está siempre y cuando la guerra con Honduras, que comenzó algunas semanas después de ocurridos los acontecimientos narrados en este poema, no termine por convertir al país en un zoo más apretujado que el zoo de San Salvador en la mañana del domingo que se llamó 25 de mayo de 1969.

viernes, 2 de enero de 2009

recontrarrequetetrimardicientos caraqueños

Desde estas gloriosas páginas hemos denunciado los actos más miserables, escabrosos y remarditos de algunos personajes y personeros de la vida nacional contemporánea y pretérita, recordad que Obando, el asesino de Sucre, fue rescatado del anonimato desde estas, no me canso de repetirlo, gloriosas páginas. Hablamos de los celulares y revelamos que ni movilnet, tan chavista y bolivariana, cumple con la constitución de la república mesma. Develamos la verdadera historia del despojo de que son víctimas los yukpas y baríes a 10 años de revolución y es sabido que con los ganaderos no se juega, los marditos matan al que sea por menos (los de La Mancha ® lo reprodujeron violando los derechos de autor adjudicánselo a un tal Alberto Bustos, cuando es bien conocido que fue plagiado por Alberto Carlos Bustos). Propusimos en su momento cambiar el día de la mujer para la fecha natal de mi por siempre y para siempre amada Yulimar Reyes y darle trabajo al marido de Íngrid Betancourt. Buscamos un abogado a través de este humilde blog para resolver lo de canar seta y ninguno, hay que reconocerlo para escarnio de tan escabrosa profesión, dio un paso al frente… qué no hemos hecho desde acá y nunca, pero nunca, nadie ha tomado represalias en contra de ningún miembro conocido del equipo de Marditos Todos ™, hasta que se nos ocurrió hablar de los caraqueños.

Qué gentecita ésta. Mi ex amigo Rafael Gómez (con los Gómez que he conocido en mi vida, no sé por qué, siempre termino en La Rotunda), mi querido ex hermano de hace tantos años, se arrechó tanto por el contenido del artículo, que el otro día me lo encontré en Parque Central y azuzó el fiero perro de raza pitbull que posee para que me destrozara cual Tamanaco del siglo XXI; lo mismo hizo su hijastra, con la diferencia que ella tenía un dogo napolitano. Huí por las escaleras eléctricas y por mi vida y, todavía no entiendo cómo me salvé de sus afilados colmillos (me refiero a los colmillos de los fieros canes, no de los horribles humanos que los disociaron). Francisco Issa creó un grupo en el cara e libro llamado “A que encuentro 3 millones de caraqueños que odian a Alberto Carlos Bustos” y en sólo dos semanas pasó el millón y medio. En Ávila TV ponen mi foto junto a la de Ledezma, y, una muchacha que se llama Mauryn y trabaja en ese canal, me echó la maldición de los raquelos. En fin, la libertad de expresión existe en Caracas siempre y cuando no se hable la cruel verdad de lo que son los caraqueñitos de mierda. O de lo que comen.

Donde la cosa se puso fea de verdad verdad, más fea incluso que el encuentro con los canes de Rafa Gómez, fue en mi propio sitio de trabajo. No sé cómo, pero unos personajes oscuros y balurdos que apenas nombré en la crónica pasada; se creyeron las protagonistas porque al “leer” su contenido, lo medio entendieron y me la aplicaron de una manera que sólo se puede calificar de caraqueña. En el ministerio donde trabajo hay departamentos y este servidor ha trabajado en dos de ellos. La gente de cada departamento se tiene arrechera entre sí y los departamentos también se odian recíprocamente, lo curioso es que todos ahí decimos ser chavistas. Por haber paseado mi alma por dos departamentos tengo panas en dos sitios distintos del ministerio y a veces conversamos; casi siempre almorzamos juntos, que fue otra de las quejas que se han divulgado en este humilde sitio güeb: recién llegado a Caracas City comía casi todos los días solo y los panas del departamento donde trabajaba me acompañan a papear como para expiar culpas. La jefa de ellos, una persona muy horrible y mediocre, les dijo que no conversaran conmigo en mi departamento y de paso me prohibió acercarme al departamento en el que sin hacer nada útil (cómo será de mediocre y hará cosas inútiles que lee este blog en su oficina y le prohíbe a sus actuales subalternos que la vean) se gana un sueldo de los buenos. Las miserias humanas de esa tipa son de tan buena calidad que le dice a todo el que lo quiera oír que mis problemas dentales son un invento mío para agarrarme un día libre para viajar a Maracaibo, lo que no dice es que siempre llevo mis constancias médicas, ni que en la foto desdentado del final de esta bella página no está intervenida por ningún fotochop.

Mi actual jefa, apenas nombrada en el pasado, me sorprendió con su actitud desproporcionada, inmadura y mísera. Primero me envió un mensajito por teléfono reclamando un error garrafal e imperdonable en el trabajo, luego me envió un correo electrónico ladillando con el mismo temita, como si no me fuera a ver más nunca en la vida y ésa fuera la única forma de comunicarse; después me formó un verguero de esos que llaman en estas regiones “armá un peo” delante de todo el personal que estaba en una hora pico en el ministerio. Piensa que con esa bobería va a lograr algo que no sea una acidez, una cana o seguir poniéndose cada día más fea. Todos los presentes durante la lluvia de insultos me expresaron más tarde su solidaridad de clase por la pérdida de clase de mi superior inmediata, además destacaron mi comportamiento sereno como Urdaneta. Más tarde trató de que me amonestaran por escrito o algo así para crear un ambiente adverso a mi desempeño laboral para que me enviaran derechito a engrosar las cada vez más bajas cifras estadísticas de desempleo; para ser sincero, esto era lo que me parecía por mal pensao que soy, no tenía ninguna prueba. Mis malos pensamientos fueron, sin embargo, comprobados cuando me llamó a su oficina.

En casi un año que llevo trabajando en el ministerio era la primera vez que me invitaba a conversar y hasta me dijo que me sentara (esa cortesía no se ha vuelto a repetir, cosa que me agrada porque Los Aburridos morimos de pie, sino que me desmienta mi compadre Withfáther), aclaro que lo de conversar se refería a que ella iba a hablar y yo estaba invitado como oyente. Ahí dictó cátedra de temas profundos y de interés nacional para terminar concluyendo que la solución a todos los problemas de Venezuela y casi todos los de la humanidad era que o me iba del departamento o me iba del ministerio, que qué prefería yo. Preferí que ella hiciera lo que prefiriera, así que quedamos en que le iba a hacer un informe al viceministro y nos reuniríamos con él para ver qué preferiría hacer con mi estabilidad laboral.

La reunión en cuestión no se dio y estoy seguro que no fue un acto de clemencia sino lo que los abogados llaman eufemística y sarcásticamente un expediente mal elaborado. El hostigamiento tomó entonces la forma de un verguero de trabajo desde la llegada hasta la hora extra que le hacen trabajar a los pelabolas de tercera categoría como yo. Como Aburrido que soy, debo poner siempre en alto el nombre del Rincón de los Aburridos, así que hice mi trabajo sin chistar y sin protestar de la manera como mi jefa, después de 10 meses de trabajo, me exigió que lo hiciera. Es ésa la razón por la que tenía abandonada esta bitácora cibernética: me la paso mamao y ladillao por el verguero inmenso de trabajo que me ponen, pero sucedió algo que me hizo sacar fuerzas de donde casi no tengo, para contarlo.

El otro día dieron unas órdenes que implicaban realizar un trabajo imposible de hacer en una semana, lo curioso es que me avisaron el martes en la tarde y esa semana terminaba el viernes aunque no empezara el lunes. A eso le agregamos que me pusieron a hacer otras cosas de otro departamento y las personas que tenía que contactar para realizar el trabajo no aparecían. Total, que como todos esperábamos, no tuve listo el encargo para el viernes. El sábado siguiente teníamos trabajo en el ministerio. Cuando llegué la saludé con mi tradicional cortesía y ella me miró con una alegría, con una felicidad, con una satisfacción, que su cara era un poema. Los ojos le brillaban del beneplácito que la iluminaba toda, estaba tan en la gloria que ni me respondió el saludo sino que me dijo la frase que (lo puedo asegurar por la forma en que la dijo) más le quería decir a alguien. Es más, puedo asegurar por muy disparatado que parezca que sonrió, al decirme: “ah, mira, como no me entregaste el trabajo que te pedí, el lunes paso un informe negativo”.

Uno que es guevarista y buenmozo, como diría el Chino Valera Mora, se alegra cuando se realizan este tipo de milagros que contentan tanto a nuestros camaradas de lucha (la jefa es chavista y socialista aunque lo disimula muy bien) así sea a costa de pequeños sacrificios personales y, eso de hacer sonreír al Grinch, no tiene precio.

Me despido con un poema de Valera Mora ya que, como en esta crónica no empleé mi dominado y magistral salto de párrafo, emplearé la del colofón ultroso y ñángara que, en esta ocasión de estreno, dice así:

En cambio uno que es terrorista y buenmozo
y cuestionador y buenmozo y guevarista
y buenmozo y buenmozo y triste en su recuerdo
y douglista y más buenmozo cada día y así es uno
y todo este asombro es ahora mismo
y uno que no se cansa de decirse
si las montañas toman las ciudades
el mundo le va a quedar chiquito a la hermosura.

lunes, 29 de septiembre de 2008

marditos caraqueños

Cada vez me convenzo más de que los maracuchos somos una raza. Una muy rara (peculiar sonaría mejor, pero con la terminación de la palabrita, uno que es maracucho, la evita) por cierto. En todo el territorio nacional, exceptuando er sulia, por supuesto, nos dicen que los tenemos invadíos y yo les respondo que les estamos sacando las patas del barro, frase manida y adocenada, por cierto, que repetimos todos los maracuchos que vivimos en la ciudad capital, y uno se pone a ver la vaina y como que sí, por muy pedante que parezca. Somos muy pasaos e indiscretos, más ruidosos que una olleta e gallitos y extremadamente informales. Si eso es malo o bueno no es un tema interesante para estas tan aburridas como gloriosas páginas, lo que sí es cierto es que a la gente hay que quererla como es.
En Caracas de entrada desconfían del maracucho y lo tratan como a un malandro y lo consideran un vago. Esto era lo que me parecía a mí en un tiempo que trabajé para una institución caraqueña en er sulia (por cierto, dicha institución, el IPC, está envuelta en un halo de escándalo que sólo farruco y el Chema Rodríguez entienden), y ahora, que trabajo para una institución caraqueña, en Caracas y contra mi voluntad, lo certifico. Estos caraqueños son unos marditos (aclaro que no todos los caraqueños, tengo algunos panas que son como uno, venezolanos, gente de pinga, como somos los venezolanos y no como los maracuchos y los caraqueños. En lo personal, cuando me encuentro con un caraqueño mardito suelo ser un maracucho trimardito y hay que ver lo que es eso), ojalá que los invadan los maracuchos.
Los maracuchos en el exilio, aclaro que para mi gusto vive demasiado poco venezolano en Caracas, en el exilio, vuelvo y repito, somos más solidarios que el coño entre nosotros, para empezar porque tenemos que aprendernos nuestros nombres, habrase visto a un maracucho llamando a otro maracucho “maracucho”. Los caraqueños el único nombre que le ponen a uno es ése: maracucho. La falta de imaginación que tienen esos bichos es proverbial. Llevo trabajando en un sitio, aquí en el exilio, más de seis meses y un verguero e gente no sabe cómo me llamo y mi nombre, Alberto, no es raro al igual que mi segundo, Carlos, mi apellido, Bustos, tampoco es una vaina desconocida, a lo mejor no muy común, pero existe. En este sitio trabajan como seis Albertos más y a todos les ponen una marca para diferenciarlos, que si Alberto P o Alberto Díaz o Alberto N, pero yo soy el maracucho y muchos no saben cómo me llamo. Marditosesos, como dice mi abuelita cuando se arrecha.
La otra vez viendo el carelibro me encontré con un grupo que se llamaba, por cierto, maracuchos en el exilio o algo así y resulta que la administradora es una compañera de trabajo mía cuyo nombre no revelaré (no pertenece al selecto círculo de 17 güevones que pierden su tiempo paseándose por estas gloriosa páginas), y en el grupo en cuestión había un desgarrador testimonio de otro exiliado que contaba que aquí le tocó vivir en condiciones de hacinamiento muy marditas y tenía que dormir algunas veces en la oficina en un saco de dormir porque no soportaba el apretujamiento doméstico y en el trabajo nadie le tendió una mano amiga tipo, no, chico, venite pa mi casa, ahí tengo un cuartito donde te podéis quedar mientras tanto y yo te ayudo a conseguir un sitio decente, como le hubiera ocurrido en Maracaibo a cualquier mardito caraqueño. No sólo no lo ayudaron nunca sino que le mamaban gallo por su precaria situación…
Este final, con esos puntos suspensivos fue realmente conmovedor, una variante de mi dominadísima técnica de saltar pal otro párrafo, representa un adelanto espectacular en mi técnica grafománico-escatológica. Donde trabajo hay unos coños que ni me saludan y la razón de tan inusual comportamiento me fue revelada por otra compañera de trabajo cuando le pregunté porque una persona en especial me tenía tirria sin ni siquiera conocerme: es que a esa coña le caen mal los maracuchos, fue su respuesta tajante. Esta versión, en un principio inverosímil para mí y hasta banalizada por este servidor, fue corroborada por todos los maracuchos que les sacamos las patas del barro en nuestro espacio laboral, que dicho sea de paso es en muchas cosas y en todas las apariencias chavista.
Casualmente todos mis panas caraqueños son chavistas, en serio, todos todos. Entre chavistas uno está más pendiente de otras vainas que de joder al prójimo. Además el argumento de que el regionalismo lo confunde el ciudadano gobernador con separatismo, por lo que el regionalismo es escuálido de la tendencia ilustrada, que es la que encabeza el filósofo discipulo de Montes Quiú, entonces dejan el chistecito regionalista, la mariquera y cambian el tema. Claro, tampoco me refiero a todos los chavistas, en nuestras filas hay tanto adeco de boína roja como caraqueño, así como entre los caraqueños hay marditos caraqueños también hay caraqueños venezolanos, qué verguero al mezclar gentilicios con tendencias políticas, porque además tengo panas maracuchos que son escuálidos, tanto en Caracas como en Maracaibo.
Mi compadre Godfáther, estudioso y tal, ya me hubiera dicho que lo cultural también juega un papel fundamental y que el peo no es económico sino cultural, pero con todo el nivel cultural que tienen unos panas que viven en Maca, Petare (zona aceptada como mardita, marginal y peligrosa), me invitaron pa su casa el 31 de diciembre y recibí el año lo que se dice machete.
A los caraqueños los he ido aprendiendo a conocer desde mi puesto de trabajo y el aprendizaje ha sido duro y coño e madre. He tenido tres jefas, de las cuales una era de pinga y casualmente no era caraqueña, era de Táchira, sitio donde nos tienen con mucha razón mucha arrechera y el trabajo fluyó muy bien. Las otras dos son unas marditas, pero de las dos una merece lugar privilegiado en el jol de la fama de la mediocridad y la bajeza caraqueña. Además es tan fea que casi iguala a queila y quenia de canar seta. Es horrible la mardita, tiene una nariz que recuerda aquel poema del maestro del siglo de oro español que decía que érase una anoréxica a una nariz pegada. La coña es tan mardita, que cuando se fue la jefa gocha (no le perdono que se haya ido y dejarnos en manos de esta mardita horrible y pavosa caraqueña) y anuciaron su nombramiento para el cargo vacante casi todos los presentes al unísono se pusieron las manos en la cabeza y pegaron su respectivo grito colectivo al cielo.
Los caraqueños tienen un peo con lo de la comida, todo el tiempo comen o están con hambre. Por ellos se puede caer el mundo, con tal que no sea en las horas del almuerzo. Otra cosa que tienen, pero que es muy desagradable, es lo que llaman “armá peo”. Eso es algo que va más allá de la discusión y el regaño. El mecanismo es el siguiente: un caraqueño amanece de mal humor, entonces en el trabajo le “arma peo” a los subalternos: lo he visto con estos ojos llenos de asombro por las cosas que he oído: por la décima parte de eso en Maracaibo por lo menos una coñaza hay y se han visto casos de muertos y todo. Aquí todo el mundo anda pemndiente de a quién armarle un peo, qué peo.
No voy a negar que Caracas tiene su encanto dentro una lógica normal, sobre todo para los caraqueños. Uno camina por el centro y se pasea por sitios donde se hizo mucha historia de Venezuela, que si aquí vivó El Libertador, que si por allá se firmó el Acta de independencia y cualquier otro hecho decisivo para el resto del país. Aquí también se fraguaron crímenes y se tomaron decisiones de las más remardecías, no vayan a creer, y tuvieron también un impacto remardito. Lo que pasó aquí en febrero del 89 fue una vaina que debería ser más investigada y contada: muchos de sus protagonistas, de lado y lado, están vivos. Lo que me han contado es espeluznante, a pesar de lo feo que suena la palabreja espeluznante. En esta ciudad uno se da cuenta de qué lado hubiera estado en todos los hechos que cambiaron el curso de nuestra historia (esooooo, puro viajando con Maltín Polar).
En Caracas las panaderías cierran los domingos así como gran parte del comercio, en Maracaibo los marditos comerciantes no cerraron ni cuando el paro de Ortega. A los maracuchos, a pesar de que en Maracaibo no para el ritmo jamás, nos consideran haraganes y flojos maracuchos del coño.
Viviendo en Caracas tengo la oportunidad de conocer y tratar a gente muy de pinga, como es el caso de Luis Palencia, un malandro que da clases en la universidad, o a los Pelúos sin Curita, que son unos carajos que están bien locos y salen en la tele o conversar con el sempiterno dictador de la comunicación alternativa Oscar Sotillo Meneses. Todo maracucho que pasa por Caracas es atendido por un ídem que viva en ella. Cuando los del Movimiento estatuista de Maracaibo fueron pa Argentina fueron atendidos por este servidor y hasta mi cerveza tuve que pagar, porque lo que tienen de estatuas lo tienen de miserables los marditos; Audio Cepeda, mi ilustre y excelso maestro, que también es un malagradecío, casi nunca me avisa cuando viene, pero lo he visto un par de veces y han sido encuentros muy educativos para mí. Una vez me encontré como a 10 profesores de la UBV Zulia y lo que bebimos fue Regional de la negra.
Caracas tiene, para mí, dos cosas realmente arrechas. Una es un busto de bronce del pavoso y menopáusico maestro Billo que está como a treinta metros de la Asamblea Nacional y, que alguna mano caritativa y vengadora le pinta los ojos y los dientes con tiza blanca. Cada vez que lo veo me cago de la risa y me siento reivindicado. La otra es que en esta mardita y caótica ciudad vive mi hermanito del alma Franco Baralt y encontrarse con ese carajo pa hablar güevonadas frente a unas cervecitas es algo que no tiene precio.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Alfínger, la muerte y Chávez

Hay una historia medio agüevoneada que dice que tal día como el 8 de setiembre fue fundada la ciudad de Maracaibo. A alguien se le ocurrió que el Meisser Ambroius Ehinger, mejor conocido como Ambrosio Alfínger, fundó alguna verga ese día, hace tantos años como 479. Lo cierto es que la leyenda cuenta que fue en 1529.
Ambrosio nació en Alemania en los albores del siglo XVI y siempre me he preguntado si el sector de Cabimas llamado Ambrosio le debe tal toponimia al mardito Alfínger. Era banquero, cosa que habla muy mal de él por cierto. Lo cierto es que vino a dar a lo que más tarde sería Maracaibo, exactamente por lo que es hoy en día Puente España, por Las Playitas. Resulta que ahí vivían unos hermanos indígenas de lo más tranquilos y felices: basta imaginarse ese paraje virgen, con las aguas cristalinas y no con el olor a mierda que lo caracteriza hoy en día. Los habitantes de entonces, cuando llegó el teutón a invadir, tenían viviendo en Puente España la bicoca de 20.000 años. Mardito aventurero, menos mal que lo encontró una muerte muy coña e madre, contada magistralmente por mi admirado Herrera Luque en su libro La Luna de Fausto, léanlo y culturícense; de paso se vacilan un libraco como pocos.
Los motilones con los que se encontró Alfínger eran de los malos, así que en poco tiempo se enemistaron y se formó el verguero. Los alemanes, dignos antepasados de Jítler, destruyeron las enramadas, bohíos y bungaloos de los verdaderos dueños dada su superioridad tecnológica en cuanto a armamentos y la disponibilidad de caballos. Los motilones, malísimos entonces, no dejaron en paz a los germanos y éstos tuvieron que recoger sus bártulos y pintarse de colores a Coro. En el año de 1535 ocurrió el éxodo de apenas 30 familias que lograron soportar el asedio y la ladilla de los verdaderos dueños de Las Playitas. En pocas palabras, hoy alguna gente celebra no tanto una fundación como una destrucción: La Destrucción de Maracaibo.
En el año 1569 es refundada como Ciudad Rodrigo por el capitán Alonso Pacheco. Los motilones, incansables en su lucha, los hicieron ir a flecha limpia también.
Cinco años más tarde, en 1574, Pedro Maldonado rerrefunda la ciudad con el nombre de Nueva Zamora de la Laguna de Maracaibo. Lo de “Nueva Zamora” es uno de los primeros actos de jalabolismo del Nuevo Mundo. Maldonado le puso ese nombre para congraciarse con un gobernador llamado Diego de Mazariegos, nativo de la ciudad de Zamora. Me pregunto si la segunda fundación, la de 1569, cuando le pusieron Ciudad Rodrigo no sería por jalarle bolas a Rodrigo Cabezas.
El origen del nombre es otro misterio. Circulan las versiones de “Mara cayó” y la del “lugar donde hay muchas serpientes”. Ninguna me parece fiable porque los hermanos indígenas no hablaban español, ni se sabe en qué basan las traducciones de lenguas muertas, porque lo que hizo la rata pelúa de Alfínger no tiene parangón, ese mardito era un azote de barrio y un asesino en serie, en serio.
Los piratas también hicieron su agosto por el lago de Coquivacoa. Llegaron hasta Gibraltar, donde saquearon la iglesia. Lo que pasó en ese entonces lo cuenta mejor mi compadre Miguel Ángel “Godfáther” Campos en su libro “La ciudad ve el hada”, y cuenta cosas tan horribles que no me atrevo a repetir.
En 1810 lo que pasó en Maracaibo no tiene nombre. La Junta Patriótica de Caracas envió embajadas a todas las provincias notificando a las autoridades lo que estaba pasando en Caracas y los instaban a unirse a la independencia de los marditos españoles y canarios. Los que llegaron a Maracaibo fueron apresados, humillados, vejados, encadenados y enviados a Puerto Rico para unas mazmorras de muerte lenta. Los escuálidos siempre han sido así de marditos, desde la independencia mesma, yo que se los digo.
En Maracaibo los poetas son de primera, eso no hay quien no los quite. Los poemas de Udón Pérez, de Yépez, de Marcial Hernández. La Historia de Venezuela y las investigaciones filológicas de Baralt son lectura obligada para el socialista del siglo XXI. Pintores arrechísimos, que no voy a nombrar porque casi todos están vivos y alguno que otro es pana, aunque ninguno lee el blog. Nombraré a Julio Árraga, a Paco Hung o a Emerio Darío Lunar, casi ninguno maracucho, pero casi.
Cada quien habla de su terruño así, que si los músicos, que si los bardos… por lo que dejaré de hacerlo y me referiré a lo que en verdad iba a decir. Tal día tan controvertido como el de hoy, que aún no ha terminado, se murió Vidal Chávez. La pelona eligió el día de la primera supuesta fundación de Maracaibo para llevárselo. Analizando la vaina llego a dos conclusiones: que lo hizo este día pa demostrar que tiene más humor negro que Vidal, cosa que, dicho sea de paso, estuvo de más. La otra es que más allá de la causa, la muerte, como escuálida que es, le hizo otra vez una segunda a Manuel Rosales y le quitó esa ladilla china de encima.
Mardita muerte, ojalá que se muera la mardita.

sábado, 30 de agosto de 2008

Marditos Watías

Antes había motilones, que se dividían a su vez entre motilones buenos y motilones malos. Los buenos, es de suponer, eran los que se dejaban joder por los blancos o, en su defecto, aceptaban espejitos por tierras. Ahora no hay motilones sino yukpas y baríes, que bajo la dictadura chavista se han vuelto todos malos: no hay espejito ni negocio que valga. Es de suponer que habría motilones buenos y malos tanto entre los yukpas como entre los baríes.
Cuando veo hoy en día a esos mis hermanos indígenas pidiendo limosna en los semáforos, vestidos con harapos, mugrientos y espelucaos, me doy cuenta que peor plaga que el hombre blanco no hay: es el único animal capaz de crear las condiciones ideales para que no les quede otra solución que ir a Maracaibo a pedir. Esto ocurre en muchos semáforos, pero sobre todo en uno que está en la avenida Delicias, frente a Panorama (er periódico de la robolución), diagonal a tribunales y a plena luz del día. Esa vía conduce al terminal de pasajeros y no está muy alejada de la basílica, de la gobernación y de la alcaldía, para agregarle desidia a la vaina. Nadie que haya estado en Maracaibo me va a decir que no sabía.
Los baríes y yukpas, tengo entendido (nunca he estado en la sierra de Perijá, soy un animal de ciudad: cuando tengo media hora sin ver un semáforo me pongo nervioso), viven en zonas inhóspitas y de difícil acceso. Una pana yukpa me contó que para ir a su comunidad había que atravesar hasta diez veces el mismo río serpenteado. Me he preguntado si siempre ha sido así, y siento una voz que me dice que no, que si nos ponemos a ver los hermanos indígenas antes mencionados preferirían vivir en la planicie y no en la montaña, dadas las ventajas que tiene la una sobre la otra que, por supuesto y dados mis antecedentes agorafóbicos, no voy a mencionar. A los yukpas & baríes los sacaron de su territorio hace poco, tanto que hay registros fotográficos de la masacre.
Todo empezó con las compañías petroleras gringas cuando apareció el mardito mene. Yukpas y baríes ocupaban hasta las riberas del Coquivacoa, lo que es un territorio amplísimo; si nos podemos a ver eran unos terratenientes entonces. La exploración en búsqueda del petrolio los expuso al contacto con el watía (el nombre con que llaman los yukpa a todo el que no es yukpa) y empezó una etapa muy negra en la historia de estos pueblos. Enfermedades, alcohol, espejitos. Así, para empezar, los alejaron de las orillas del lago con la excusa del petróleo. Pdvsa como heredera de esas deudas históricas debería resarcir de alguna manera el daño causado como ocurrió en Nueva Zelandia con los maoríes (a correr pa la Güiquipedia, no joda).
La riqueza petrolera empezó las desgracias que continuó la riqueza de sus tierras. La construcción de la carretera, necesaria para la industria petrolera, Machiques-Colón permitió acceso rápido y seguro a los colonos con ganas de deforestar para negociar madera. Un grupo importante de watías empezó a colonizar esas tierras para montar materas, haciendas y granjas. En esos predios los conucos aborígenes desentonaban y no eran bien recibidos. Los futuros dueños de las tierras ancestrales de los hermanos indígenas los sacaron a plomo limpio, les destruían los conucos, atemorizaban a niños, mujeres y ancianos. No vayan a creer que lo hacían a caballo y con lanzas, lo hacían desde camionetas pickup con armas largas y miras telescópicas. Mientras los indígenas huían hacia la sierra los ganaderos, apoyados los rifles en el cajón de la camioneta, hacían puntería y los iban “cazando”, como ellos mismos referían, güisquicito en mano en la casa grande de la matera. Una vez realizada la matanza se acercaban en las camionetas hasta los cadáveres, les cortaban la cabeza, las agarraban por los pelos y con tres o cuatro cabezas en cada mano, click, se tomaban fotos. No es que me contaron que alguien las vio: yo las vi con estos ojos que se han de comer de los gusanos, la historia que describía el safari la escucharon estos oídos míos, en otros términos, claro. En el relato había frases como esas bestias corrían como animales.
En otros casos les llevaban comida y medicamentos en helicópteros (no dudo que tuvieran las insignias de la cruz roja). Dejaban los paquetes con la ayuda humanitaria, cortesía de los watías, y despegaban raudos. Los remarditos ganaderos, como iluminados por Jítler, envenenaban los alimentos destinados a grandes y niños por igual. Los actuales dueños de esos territorios tan heroicamente conquistados son, en muchos casos, hijos o nietos de los retratados sonrientes de las fotografías referidas, de los que enviaban comida. Esos terrenos están llenos de sangre inocente que clama, en el menor de los casos, venganza.
Cuando empieza la era Chávez en Venezuela los hermanos indígenas de la sierra se dan cuenta que la actitud del Ejército, agresor histórico de sus étnias, cambia. Se enteran de cosas que pasan en el resto del país con otras comunidades indígenas y piden sus quince minutos de fama. Como dije, el hombre blanco es el ser más mardito sobre la tierra y en este caso volvieron a salir victoriosos: nombraron una comisión. Perón recomendaba que si se quiere hacer algo bien, debe hacerlo uno mismo; si se quiere que se haga mal y con retrasos, basta con delegarlo; si no se quiere que se haga en absoluto, se nombra una comisión. Algo así pasó en este caso.
Sé de una comisión de demarcación de territorios indígenas nombrada por el ministerio del ambiente que estafó a los indios al reconocerle derechos a los watías asesinos. No es de extrañar: la dicha comisión la encabezaba el tristemente recordado en este blog Lolito, acompañado en esta oportunidad de otro personaje, no menos oscuro aunque parezca exagerado, militante de bandera roja, llamado Mauro Carrero. En una cuestión tan seria como ésta no puede participar un militante de un partido de oposición tan mierda como la bandera roja del coño esa. Me pregunto dónde estaría Mauro si el golpe de abril se hubiera dado y dónde estaríamos nosotros y se me para el pelo. El rol de este triste dúo es pobre. Siguen cobrando por asesorías a la comisión de demarcación, por tanto les conviene que esto se dilate hasta el infinito y más allá. Estafaron a los baríes y eso está mega documentado en Aporrea®, filial mediática de Pdvsa. Estos otrora discípulos de Lusbi se revelaron y mostraron su colmillo amarillo tramposo. Hay otras voces menos comedidas que hablan de sobornos, corrupción y hasta amenazas de muerte, pero eso no está ni remotamente comprobado.
Entregaron a los baríes un documento de demarcación que les hacía dueños de menores hectáreas que las que habían otorgado los adecos y copeyanos de la cuarta república. Estos sesudos analistas, uno de ellos musicólogo y el otro cagado de mierda, entregaron tierras, a veces no solicitadas, a invasores y minería de carbón. No tuvieron las bolas para romper el cerco burocrático (eran adalides de una institucionalidad muy maricona y cobarde) que pudo haber ahorrado tanto a los compañeros indígenas en sus demandas por una tierra libre de hacendados y mineros. Un peo que tiene Lolito con Edipo, con Corpozulia, con Homo et Natura…
Ahora están como caimanes en boca de caño revuelto. No se han pronunciado públicamente, no redactan ni una hoja, mudos quedaron porque están implicados en esta burocracia inepta que todo lo ralentiza mientras el pueblo indígena se muere de lechina, de hambre, de dolor. En qué términos se puede dirigir un militante de bandera roja a Chávez, es muy curioso este caso, ¿lo tratará de sátrapa tirano o de compañero presidente? Otra pregunta necia tendría que ver con la cobertura de Canar Seta de este conflicto. Lolito está en ambas partes y no ha desmentido a nadie de nada por la señal de esa televisora comunitaria maracucha.
Hay cuatro haciendas de miles de hectáreas en la entrada a Kasmera, propiedad de los famosos y marditos hacendados Chávez Vargas. Invadieron las tierras y bautizaron las haciendas Ceilán, Medellín, Maracay, Brasil y Cusare, si la memoria no me falla. Nuestros panas yukpas reclaman el 100 por ciento de esas haciendas pues está comprobado en la historia antropológica y en la memoria indígena que ese territorio les pertenece. Los invasores son tan descarados que no tienen ni un documento de propiedad (¡lógico!) pero exigen el pago de bienhechurías.
A los terratenientes no les falta cinismo: invocan la seguridad alimentaria como justificación al despojo. Esos marditos históricamente han botado la leche a los ríos para que los precios se mantengan. Son marditos por todos lados: al tirar la leche al río comenten un pecado horrible y de paso contaminan y se llevan por los cachos el ecosistema. Solamente por eso, el gobierno no debería pagarle nada a los ganaderos invasores.
El 23 de abril de 2008 un grupo armado asaltó las comunidades Chaktapa y Guamo buscando a Sabino Romero Izarra. La rutina se repitió el 13 y el 21 de mayo. El 7 de Julio, ese mismo grupo armado, encabezado por el ocupante de la hacienda Kusare, Alejandro Chávez Vargas, volvió a amenazar y agredir verbal y físicamente a los miembros de la comunidad. Ese día en una exhibición de valentía y fuerza, el watía Alejandro Chávez Vargas, golpeó y empujó a un abuelo de 109 años de edad. El 22 de Julio falleció José Manuel Romero a raíz de los golpes recibidos. El acta de defunción certifica la venta de la inocencia de Chávez Vargas al determinar la causa de la muerte: parasitosis.
La vida de un indígena vale más que toda la gloria de una gestión pública, pero en este caso hay elementos agravantes por la muerte del anciano. Los compatriotas yukpas basan su cultura en la oralidad, por lo que el anciano cobardemente asesinado era portador de una gran cantidad de conocimiento. Su nieto me dijo que se trataba de un científico y un historiador del pueblo yukpa; que el abuelo fue quien los enseñó a reconocer plantas medicinales, a hacer y envenenar flechas, a fabricar sombreros. Ese muerto es en buena parte responsabilidad de la mediocre comisión de Lolito y Mauro. Nos parece que es éste el elemento más relevante de todo el conflicto: quién va a pagar ese muerto. Todo indica que nadie, total, no es el primero ni el último. Me pregunto qué diría Evo al respecto.
El ejército no se mete con los indígenas mientras se mantengan en lo que los watías reconocen como territorio indio, el problema es cuando salen a reclamar lo suyo, el terreno que ellos saben que les pertenece: el ejército y la Guardia Nacional se ponen de parte de los ganaderos invasores contra los legítimos y ancestrales dueños.
En esa zona la presencia del estado es más bien precaria. Por ahí pasan contrabando, armas, drogas, los paracos hacen su constante agosto, en fin, tierra de nadie. La presencia indígena entorpece todas esas actividades que los invasores toleran y facilitan. A eso tenemos que sumarle el elemento de los desplazados por la violencia en Colombia, miles y miles de watía, que para los terratenientes significan mano de obra esclava, hombres, mujeres, niños y ancianos transitan por esos terrenos expuestos a cualquier peligro. En este caso es la geopolítica lo que opera en contra de los indígenas.
Como se ve todos los elementos que representan riquezas naturales, recursos agropecuarios y ubicación estratégica atentan en contra de las comunidades indígenas. Siempre ha sido así desde que los españoles llegaron. Las perlas de Cubagua significaron el exterminio de sus habitantes; la plata del Potosí hizo lo mismo; el petróleo lo hace a diario en todo el mundo… desde esta gloriosa y humilde página consideramos que independientemente de la posición que mantiene Chávez a favor de los indígenas, sus funcionarios se comportan como los terratenientes. Será porque la vida (y portarse “bien”) puede llevar a cada uno de esos funcionarios a ser terrateniente, pero a ser indio no. Hay además un tipo de ganadero muy perverso: el que es a la vez ganadero y militar, se supone que en el último caso se pondrá de parte del gremio ganadero. El papel de la ministra Nicia es patético y no lo comentaré, ya he hablado demasiadas peperas. Tampoco hablaré del papel de la UBV ni el de Fundayacucho, pero les recomiendo que lean nuestro otro blog, Clorofila Azul, donde Cano tiene todo ordenado y bien escrito, a diferencia del caos y la falta de originalidad de Marditos Todos®. Esto lo dejo de último con la esperanza de que nadie haya llegado hasta aquí por lo largo del artículo y Cano no se raye por aparecer aquí con la gente de Corpo y Carbozulia ni con los ganaderitos asesinos. El link de Clorofila Azul aparece aquí mismo, así que no duden en puyarlo y acceder a información de la buena.
Pobres motilones: tan cerca de Manuel Rosales y tan lejos de Chávez (de Hugo Rafael, no de los marditos Chávez Vargas).

sábado, 26 de julio de 2008

mardita cruz roja

Uno, que siempre le está buscando las 5 patas al gato, no se explica por qué tanto alboroto por el uso de los símbolos de la cruz roja por parte del ejército colombiano en la llamada “operación jaque”.
Pareciera que quien critica ese detalle de la operación está respirando por la herida. Eso es comprensible, la operación dejó loco a partidarios y opositores de cada una de las partes en conflicto. Lo único que pareciera normal dentro de ella fue la coñiza que le dieron a los cancerberos; por lo demás todo muy raro: ni un tirito ni un muerto. Pero hasta en el ejército quedaron tan sorprendidos que no hicieron lo que cualquiera hubiera hecho en un caso similar, o sea, bombardear el campamento de donde acababan de sacar a la Dra. Íngrid y matar a todos los que ahí estuvieran.
Por cierto, se comete una grave injusticia con la Dra. Betancourt al poner los puntos sobre las íes y no los acentos. Íngrid, según las reglas de acentuación vigentes, se debe acentuar. Es una palabra grave o llana y no termina ni en ese, ene o vocal, ergo, lleva tilde. La aberración ésta está tan enraizada que ni el diccionario que traen los programas de computadoras la incluye. Lo mismo ocurre con Wálter y con Mathéus: nunca los acentúan. Así que recomendamos a los diecisiete odiosos que leen estas historias de la vida real que usen ese argumento a la hora de la ociosidad, la antipatía y el sarcasmo.
Volvamos con lo de la cruz roja rojita, que en la crónica de hoy no me ha ni permitido alardear con mi dominada técnica de saltar pal otro párrafo. Los desadaptados, resentidos sociales y anarquistas del mundo occidental consideramos a la susodicha cruz un ente colonialista con sede en un paisito de mierda que nadie sabe con certeza con quién limita, cómo se llama su capital ni qué tipo de monarquía será. Con todo y eso, tienen presencia en casi todo el mundo y les pagan sueldos de fantasía a unos funcionarios que no hacen nada y tienen inmunidad diplomática. La caridad y el asistensialismo viajando en primera clase hablando francés, pasaporte diplomático en mano y coleccionando, contrabandeando y comercializando arte africano.
Hace algún tiempo se comprobó que la cruz roja le dio pasaportes expedidos por ella misma a criminales de guerra nazis. Entonces salió a la luz que no era un error, que lo habían hecho a sabiendas y conociendas de los personajes que recibirían los documentos. Algunos de esos marditos nazis se residenciaron en Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia y Chile. Asesoraron en su momento a las dictaduras que luego surgieron en esos países hermanos. Otros huyeron a Sudáfrica y fueron asesorados, seamos justos, por los pichoncitos que ya vivían ahí y que gobernaron a lo Hítler (otro que se debería acentuar) hasta hace poco. No me canso de culpar, por eso mismo, a la cruz roja de la tensión separatista y de las manifestaciones racistas en Bolivia.
Lo de los pasaportes expedidos por la cruz roja tiene una explicación: Europa quedó tan rejodida después de la segunda guerra que no había Estado que le expidiera pasaporte a un montón de ciudadanos refugiados o sobreviviente. El personal y los personeros de la cruz roja estaban en capacidad de diferenciar a un perseguidor de un perseguido del 3º Reich. A veces estaban emparentados ya que los suizos suelen ser germanos.
También se supo, años después, que los bancos suizos tenían depósitos de oro pertenecientes a víctimas del terrorismo nazi. Lo coño e madre de los depósitos era que, a sabiendas y conociendas otra vez, no buscaron a los herederos o dueños del oro para devolverlo. Suiza es un país racista y esquizofrénico. Pregúntenselo a cualquiera que haya vivido ahí.
El uso de los símbolos de Telesur sí es grave. El hecho de que una televisora sea tan mala y aburrida no es excusa para este tipo de comportamiento por el gobierno colombiano en una misión como ésa. El aprendizaje que nos deja esa vil usurpación de identidad es que a Telesur la ve gente que jode y que está mejor posicionada que CÑM. En Telesur deberían aprovechar esta accidental y gratuita muestra de posicionamiento para mejorar la programación y quitar el tenis y las carreras de carros de su programación informativo-deportiva. Esto también descarta la existencia de vínculos entre las FARC y Telesur, de existir tal conexión el engaño no hubiese sido posible.
Lo más grotesco de todo lo que sucedió tras la liberación de los rehenes fue el papel que le dieron a Íngrid. Primero rezó y dio gracias a dios en el helipuerto donde aterrizaron y la esperaba su madre. No se veía tan mal como decían que estaba. En el último video con imágenes suyas, hay que reconocerlo, se ve más bien demacrada y alicaída, nada que ver con la mujer que ahora abrazaba y besaba a Santos y le daba las gracias al presidente Uribe, que ya tenía el 92% de popularidad antes de que Íngrid le agradeciera. De ahí se va a París en un avión especial para ella y sus panas más queridos. En París le dan las llaves de la ciudad y sale en Le Monde en primera página con el presidente Sarkozy. Agradece a todo el pueblo francés en francés con un marcado acento de las selvas del Caguán. Larry King la entrevista y ella contesta en inglés con el mismo acento del francés. Pareció muy mala nota que no visitara las cárceles donde tienen a los guerrilleros de las FARC para comparar condiciones. El llamado complejo de Estocolmo no la afectó para nada y salió hecha toda una resentida. Los que le aplicaron torturas sicológicas a Íngrid deberían dedicarse a otra cosa, después de ser dados de baja de manera deshonrosa por las FARC.
Ya nadie se acuerda de Íngrid, Uribe va por el 95% en las encuestas y de los gringos que liberaron junto a ella no han dicho nada. En fin, como que no han cambiado mucho las cosas en la hermana república. Hay, sin embargo, un detalle (este sin embargo entrecomado me quedó lo que se llama catedrático) al que nadie le paró bolas.
Hace tiempo salió una noticia por Internet (lo advierto pa que vean que la fuente no es muy confiable) que recogía que “organizaciones ecologistas” habían protestado porque había un señor tirando fotos (no tomando fotos) desde una avioneta en la selva. Sacaban la cuenta los ecologistas del tiempo que tarda el medio ambiente en absorber esas fotos multiplicada por la cantidad de fotos de papel y su tinta (unas cien mil, según la noticia, pero pongamos unas diez lucas) que el esposo de Íngrid arrojaba inmisericorde sobre el ecosistema del Caguán. Todo un show mediático (esto lo debería patentar antes de que me lo copien) que debe haber matado animales atragantados o enredados en las fotos contaminantes.
¿Qué pasó con ese señor? Era uno de los que más publicidad tenía con el secuestro de su media naranja. Lo de las fotos fue ridiculísimo y censurado por todos. Pero él palante buscando la liberación de Íngrid en la ONU y en la OEA, en Santiago y en La Habana. Con todos los gastos pagos y viáticos jugosos. Todo eso se acabó para ese pobre hombre de cuyo nombre no se acuerda nadie. Desde aquí, siempre pendientes del bienestar de todos y cada uno de nuestros hermanos de raza, le hacemos un lastimero llamado de piedad para con este otrora famoso ciudadano, a la cruz roja colombiana. Denle trabajo, total, ya tiene experiencia en vivir bien de desgracias ajenas.