Desde estas gloriosas páginas hemos denunciado los actos más miserables, escabrosos y remarditos de algunos personajes y personeros de la vida nacional contemporánea y pretérita, recordad que Obando, el asesino de Sucre, fue rescatado del anonimato desde estas, no me canso de repetirlo, gloriosas páginas. Hablamos de los celulares y revelamos que ni movilnet, tan chavista y bolivariana, cumple con la constitución de la república mesma. Develamos la verdadera historia del despojo de que son víctimas los yukpas y baríes a 10 años de revolución y es sabido que con los ganaderos no se juega, los marditos matan al que sea por menos (los de La Mancha ® lo reprodujeron violando los derechos de autor adjudicánselo a un tal Alberto Bustos, cuando es bien conocido que fue plagiado por Alberto Carlos Bustos). Propusimos en su momento cambiar el día de la mujer para la fecha natal de mi por siempre y para siempre amada Yulimar Reyes y darle trabajo al marido de Íngrid Betancourt. Buscamos un abogado a través de este humilde blog para resolver lo de canar seta y ninguno, hay que reconocerlo para escarnio de tan escabrosa profesión, dio un paso al frente… qué no hemos hecho desde acá y nunca, pero nunca, nadie ha tomado represalias en contra de ningún miembro conocido del equipo de Marditos Todos ™, hasta que se nos ocurrió hablar de los caraqueños.
Qué gentecita ésta. Mi ex amigo Rafael Gómez (con los Gómez que he conocido en mi vida, no sé por qué, siempre termino en La Rotunda), mi querido ex hermano de hace tantos años, se arrechó tanto por el contenido del artículo, que el otro día me lo encontré en Parque Central y azuzó el fiero perro de raza pitbull que posee para que me destrozara cual Tamanaco del siglo XXI; lo mismo hizo su hijastra, con la diferencia que ella tenía un dogo napolitano. Huí por las escaleras eléctricas y por mi vida y, todavía no entiendo cómo me salvé de sus afilados colmillos (me refiero a los colmillos de los fieros canes, no de los horribles humanos que los disociaron). Francisco Issa creó un grupo en el cara e libro llamado “A que encuentro 3 millones de caraqueños que odian a Alberto Carlos Bustos” y en sólo dos semanas pasó el millón y medio. En Ávila TV ponen mi foto junto a la de Ledezma, y, una muchacha que se llama Mauryn y trabaja en ese canal, me echó la maldición de los raquelos. En fin, la libertad de expresión existe en Caracas siempre y cuando no se hable la cruel verdad de lo que son los caraqueñitos de mierda. O de lo que comen.
Donde la cosa se puso fea de verdad verdad, más fea incluso que el encuentro con los canes de Rafa Gómez, fue en mi propio sitio de trabajo. No sé cómo, pero unos personajes oscuros y balurdos que apenas nombré en la crónica pasada; se creyeron las protagonistas porque al “leer” su contenido, lo medio entendieron y me la aplicaron de una manera que sólo se puede calificar de caraqueña. En el ministerio donde trabajo hay departamentos y este servidor ha trabajado en dos de ellos. La gente de cada departamento se tiene arrechera entre sí y los departamentos también se odian recíprocamente, lo curioso es que todos ahí decimos ser chavistas. Por haber paseado mi alma por dos departamentos tengo panas en dos sitios distintos del ministerio y a veces conversamos; casi siempre almorzamos juntos, que fue otra de las quejas que se han divulgado en este humilde sitio güeb: recién llegado a Caracas City comía casi todos los días solo y los panas del departamento donde trabajaba me acompañan a papear como para expiar culpas. La jefa de ellos, una persona muy horrible y mediocre, les dijo que no conversaran conmigo en mi departamento y de paso me prohibió acercarme al departamento en el que sin hacer nada útil (cómo será de mediocre y hará cosas inútiles que lee este blog en su oficina y le prohíbe a sus actuales subalternos que la vean) se gana un sueldo de los buenos. Las miserias humanas de esa tipa son de tan buena calidad que le dice a todo el que lo quiera oír que mis problemas dentales son un invento mío para agarrarme un día libre para viajar a Maracaibo, lo que no dice es que siempre llevo mis constancias médicas, ni que en la foto desdentado del final de esta bella página no está intervenida por ningún fotochop.
Mi actual jefa, apenas nombrada en el pasado, me sorprendió con su actitud desproporcionada, inmadura y mísera. Primero me envió un mensajito por teléfono reclamando un error garrafal e imperdonable en el trabajo, luego me envió un correo electrónico ladillando con el mismo temita, como si no me fuera a ver más nunca en la vida y ésa fuera la única forma de comunicarse; después me formó un verguero de esos que llaman en estas regiones “armá un peo” delante de todo el personal que estaba en una hora pico en el ministerio. Piensa que con esa bobería va a lograr algo que no sea una acidez, una cana o seguir poniéndose cada día más fea. Todos los presentes durante la lluvia de insultos me expresaron más tarde su solidaridad de clase por la pérdida de clase de mi superior inmediata, además destacaron mi comportamiento sereno como Urdaneta. Más tarde trató de que me amonestaran por escrito o algo así para crear un ambiente adverso a mi desempeño laboral para que me enviaran derechito a engrosar las cada vez más bajas cifras estadísticas de desempleo; para ser sincero, esto era lo que me parecía por mal pensao que soy, no tenía ninguna prueba. Mis malos pensamientos fueron, sin embargo, comprobados cuando me llamó a su oficina.
En casi un año que llevo trabajando en el ministerio era la primera vez que me invitaba a conversar y hasta me dijo que me sentara (esa cortesía no se ha vuelto a repetir, cosa que me agrada porque Los Aburridos morimos de pie, sino que me desmienta mi compadre Withfáther), aclaro que lo de conversar se refería a que ella iba a hablar y yo estaba invitado como oyente. Ahí dictó cátedra de temas profundos y de interés nacional para terminar concluyendo que la solución a todos los problemas de Venezuela y casi todos los de la humanidad era que o me iba del departamento o me iba del ministerio, que qué prefería yo. Preferí que ella hiciera lo que prefiriera, así que quedamos en que le iba a hacer un informe al viceministro y nos reuniríamos con él para ver qué preferiría hacer con mi estabilidad laboral.
La reunión en cuestión no se dio y estoy seguro que no fue un acto de clemencia sino lo que los abogados llaman eufemística y sarcásticamente un expediente mal elaborado. El hostigamiento tomó entonces la forma de un verguero de trabajo desde la llegada hasta la hora extra que le hacen trabajar a los pelabolas de tercera categoría como yo. Como Aburrido que soy, debo poner siempre en alto el nombre del Rincón de los Aburridos, así que hice mi trabajo sin chistar y sin protestar de la manera como mi jefa, después de 10 meses de trabajo, me exigió que lo hiciera. Es ésa la razón por la que tenía abandonada esta bitácora cibernética: me la paso mamao y ladillao por el verguero inmenso de trabajo que me ponen, pero sucedió algo que me hizo sacar fuerzas de donde casi no tengo, para contarlo.
El otro día dieron unas órdenes que implicaban realizar un trabajo imposible de hacer en una semana, lo curioso es que me avisaron el martes en la tarde y esa semana terminaba el viernes aunque no empezara el lunes. A eso le agregamos que me pusieron a hacer otras cosas de otro departamento y las personas que tenía que contactar para realizar el trabajo no aparecían. Total, que como todos esperábamos, no tuve listo el encargo para el viernes. El sábado siguiente teníamos trabajo en el ministerio. Cuando llegué la saludé con mi tradicional cortesía y ella me miró con una alegría, con una felicidad, con una satisfacción, que su cara era un poema. Los ojos le brillaban del beneplácito que la iluminaba toda, estaba tan en la gloria que ni me respondió el saludo sino que me dijo la frase que (lo puedo asegurar por la forma en que la dijo) más le quería decir a alguien. Es más, puedo asegurar por muy disparatado que parezca que sonrió, al decirme: “ah, mira, como no me entregaste el trabajo que te pedí, el lunes paso un informe negativo”.
Uno que es guevarista y buenmozo, como diría el Chino Valera Mora, se alegra cuando se realizan este tipo de milagros que contentan tanto a nuestros camaradas de lucha (la jefa es chavista y socialista aunque lo disimula muy bien) así sea a costa de pequeños sacrificios personales y, eso de hacer sonreír al Grinch, no tiene precio.
Me despido con un poema de Valera Mora ya que, como en esta crónica no empleé mi dominado y magistral salto de párrafo, emplearé la del colofón ultroso y ñángara que, en esta ocasión de estreno, dice así:
En cambio uno que es terrorista y buenmozo
y cuestionador y buenmozo y guevarista
y buenmozo y buenmozo y triste en su recuerdo
y douglista y más buenmozo cada día y así es uno
y todo este asombro es ahora mismo
y uno que no se cansa de decirse
si las montañas toman las ciudades
el mundo le va a quedar chiquito a la hermosura.
Qué gentecita ésta. Mi ex amigo Rafael Gómez (con los Gómez que he conocido en mi vida, no sé por qué, siempre termino en La Rotunda), mi querido ex hermano de hace tantos años, se arrechó tanto por el contenido del artículo, que el otro día me lo encontré en Parque Central y azuzó el fiero perro de raza pitbull que posee para que me destrozara cual Tamanaco del siglo XXI; lo mismo hizo su hijastra, con la diferencia que ella tenía un dogo napolitano. Huí por las escaleras eléctricas y por mi vida y, todavía no entiendo cómo me salvé de sus afilados colmillos (me refiero a los colmillos de los fieros canes, no de los horribles humanos que los disociaron). Francisco Issa creó un grupo en el cara e libro llamado “A que encuentro 3 millones de caraqueños que odian a Alberto Carlos Bustos” y en sólo dos semanas pasó el millón y medio. En Ávila TV ponen mi foto junto a la de Ledezma, y, una muchacha que se llama Mauryn y trabaja en ese canal, me echó la maldición de los raquelos. En fin, la libertad de expresión existe en Caracas siempre y cuando no se hable la cruel verdad de lo que son los caraqueñitos de mierda. O de lo que comen.
Donde la cosa se puso fea de verdad verdad, más fea incluso que el encuentro con los canes de Rafa Gómez, fue en mi propio sitio de trabajo. No sé cómo, pero unos personajes oscuros y balurdos que apenas nombré en la crónica pasada; se creyeron las protagonistas porque al “leer” su contenido, lo medio entendieron y me la aplicaron de una manera que sólo se puede calificar de caraqueña. En el ministerio donde trabajo hay departamentos y este servidor ha trabajado en dos de ellos. La gente de cada departamento se tiene arrechera entre sí y los departamentos también se odian recíprocamente, lo curioso es que todos ahí decimos ser chavistas. Por haber paseado mi alma por dos departamentos tengo panas en dos sitios distintos del ministerio y a veces conversamos; casi siempre almorzamos juntos, que fue otra de las quejas que se han divulgado en este humilde sitio güeb: recién llegado a Caracas City comía casi todos los días solo y los panas del departamento donde trabajaba me acompañan a papear como para expiar culpas. La jefa de ellos, una persona muy horrible y mediocre, les dijo que no conversaran conmigo en mi departamento y de paso me prohibió acercarme al departamento en el que sin hacer nada útil (cómo será de mediocre y hará cosas inútiles que lee este blog en su oficina y le prohíbe a sus actuales subalternos que la vean) se gana un sueldo de los buenos. Las miserias humanas de esa tipa son de tan buena calidad que le dice a todo el que lo quiera oír que mis problemas dentales son un invento mío para agarrarme un día libre para viajar a Maracaibo, lo que no dice es que siempre llevo mis constancias médicas, ni que en la foto desdentado del final de esta bella página no está intervenida por ningún fotochop.
Mi actual jefa, apenas nombrada en el pasado, me sorprendió con su actitud desproporcionada, inmadura y mísera. Primero me envió un mensajito por teléfono reclamando un error garrafal e imperdonable en el trabajo, luego me envió un correo electrónico ladillando con el mismo temita, como si no me fuera a ver más nunca en la vida y ésa fuera la única forma de comunicarse; después me formó un verguero de esos que llaman en estas regiones “armá un peo” delante de todo el personal que estaba en una hora pico en el ministerio. Piensa que con esa bobería va a lograr algo que no sea una acidez, una cana o seguir poniéndose cada día más fea. Todos los presentes durante la lluvia de insultos me expresaron más tarde su solidaridad de clase por la pérdida de clase de mi superior inmediata, además destacaron mi comportamiento sereno como Urdaneta. Más tarde trató de que me amonestaran por escrito o algo así para crear un ambiente adverso a mi desempeño laboral para que me enviaran derechito a engrosar las cada vez más bajas cifras estadísticas de desempleo; para ser sincero, esto era lo que me parecía por mal pensao que soy, no tenía ninguna prueba. Mis malos pensamientos fueron, sin embargo, comprobados cuando me llamó a su oficina.
En casi un año que llevo trabajando en el ministerio era la primera vez que me invitaba a conversar y hasta me dijo que me sentara (esa cortesía no se ha vuelto a repetir, cosa que me agrada porque Los Aburridos morimos de pie, sino que me desmienta mi compadre Withfáther), aclaro que lo de conversar se refería a que ella iba a hablar y yo estaba invitado como oyente. Ahí dictó cátedra de temas profundos y de interés nacional para terminar concluyendo que la solución a todos los problemas de Venezuela y casi todos los de la humanidad era que o me iba del departamento o me iba del ministerio, que qué prefería yo. Preferí que ella hiciera lo que prefiriera, así que quedamos en que le iba a hacer un informe al viceministro y nos reuniríamos con él para ver qué preferiría hacer con mi estabilidad laboral.
La reunión en cuestión no se dio y estoy seguro que no fue un acto de clemencia sino lo que los abogados llaman eufemística y sarcásticamente un expediente mal elaborado. El hostigamiento tomó entonces la forma de un verguero de trabajo desde la llegada hasta la hora extra que le hacen trabajar a los pelabolas de tercera categoría como yo. Como Aburrido que soy, debo poner siempre en alto el nombre del Rincón de los Aburridos, así que hice mi trabajo sin chistar y sin protestar de la manera como mi jefa, después de 10 meses de trabajo, me exigió que lo hiciera. Es ésa la razón por la que tenía abandonada esta bitácora cibernética: me la paso mamao y ladillao por el verguero inmenso de trabajo que me ponen, pero sucedió algo que me hizo sacar fuerzas de donde casi no tengo, para contarlo.
El otro día dieron unas órdenes que implicaban realizar un trabajo imposible de hacer en una semana, lo curioso es que me avisaron el martes en la tarde y esa semana terminaba el viernes aunque no empezara el lunes. A eso le agregamos que me pusieron a hacer otras cosas de otro departamento y las personas que tenía que contactar para realizar el trabajo no aparecían. Total, que como todos esperábamos, no tuve listo el encargo para el viernes. El sábado siguiente teníamos trabajo en el ministerio. Cuando llegué la saludé con mi tradicional cortesía y ella me miró con una alegría, con una felicidad, con una satisfacción, que su cara era un poema. Los ojos le brillaban del beneplácito que la iluminaba toda, estaba tan en la gloria que ni me respondió el saludo sino que me dijo la frase que (lo puedo asegurar por la forma en que la dijo) más le quería decir a alguien. Es más, puedo asegurar por muy disparatado que parezca que sonrió, al decirme: “ah, mira, como no me entregaste el trabajo que te pedí, el lunes paso un informe negativo”.
Uno que es guevarista y buenmozo, como diría el Chino Valera Mora, se alegra cuando se realizan este tipo de milagros que contentan tanto a nuestros camaradas de lucha (la jefa es chavista y socialista aunque lo disimula muy bien) así sea a costa de pequeños sacrificios personales y, eso de hacer sonreír al Grinch, no tiene precio.
Me despido con un poema de Valera Mora ya que, como en esta crónica no empleé mi dominado y magistral salto de párrafo, emplearé la del colofón ultroso y ñángara que, en esta ocasión de estreno, dice así:
En cambio uno que es terrorista y buenmozo
y cuestionador y buenmozo y guevarista
y buenmozo y buenmozo y triste en su recuerdo
y douglista y más buenmozo cada día y así es uno
y todo este asombro es ahora mismo
y uno que no se cansa de decirse
si las montañas toman las ciudades
el mundo le va a quedar chiquito a la hermosura.
4 comentarios:
¡No joda, marditos caraqueños!
Un abrazo solidario y maracucho.
Normanclaret
Que vaina con estos caraqueños marditos, que se la dan de chavistas/socialistas y son tremendas lacras.
Esto se lo llevó quien lo trajo!
Saludos fraternales y que no muera este colorado blog!!!
Leida la nueva entrada y robustecida la contentura, realmente no tengo nada en contra ni a favor de los seres de Caracas.
Bolívar me sigue gustando como nunca!!! dígame su vigencia.
Pero.. seguro entendí a que caraqueños te referís: esos que no terminan de entender que por más que vengas del Zulia no necesariamente debes oler a patacón, no necesariamente debes ser primo de Lila Morillo.
Ni hablemos del temita de la gaita. Ufff, pareciera excitarles a esos!!!
Esos señores, esas señoras de Caracas que confunden y reducen tus maneras de ser y amar a la geografía ojalá tuvieran el derecho a réplica de justificar su elevado tenor de centralismo chucuto.
Viva Caracas, la de Bolívar.
Enhorabuena por la fuerza, Luc Escái Alberto Carlos Bustos!!!
Por cierto... Ese Chino Valera Mora si es pana!!! Deberíamos hacerle un Bulevar más poético en... Maracaibo!!!
Er Cano!!!
Alguien podría decirme cuál es el nombre del último poema puesto en éste blog?
o el poema completo.
Muchas gracias
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