Uno, que siempre le está buscando las 5 patas al gato, no se explica por qué tanto alboroto por el uso de los símbolos de la cruz roja por parte del ejército colombiano en la llamada “operación jaque”.
Pareciera que quien critica ese detalle de la operación está respirando por la herida. Eso es comprensible, la operación dejó loco a partidarios y opositores de cada una de las partes en conflicto. Lo único que pareciera normal dentro de ella fue la coñiza que le dieron a los cancerberos; por lo demás todo muy raro: ni un tirito ni un muerto. Pero hasta en el ejército quedaron tan sorprendidos que no hicieron lo que cualquiera hubiera hecho en un caso similar, o sea, bombardear el campamento de donde acababan de sacar a la Dra. Íngrid y matar a todos los que ahí estuvieran.
Por cierto, se comete una grave injusticia con la Dra. Betancourt al poner los puntos sobre las íes y no los acentos. Íngrid, según las reglas de acentuación vigentes, se debe acentuar. Es una palabra grave o llana y no termina ni en ese, ene o vocal, ergo, lleva tilde. La aberración ésta está tan enraizada que ni el diccionario que traen los programas de computadoras la incluye. Lo mismo ocurre con Wálter y con Mathéus: nunca los acentúan. Así que recomendamos a los diecisiete odiosos que leen estas historias de la vida real que usen ese argumento a la hora de la ociosidad, la antipatía y el sarcasmo.
Volvamos con lo de la cruz roja rojita, que en la crónica de hoy no me ha ni permitido alardear con mi dominada técnica de saltar pal otro párrafo. Los desadaptados, resentidos sociales y anarquistas del mundo occidental consideramos a la susodicha cruz un ente colonialista con sede en un paisito de mierda que nadie sabe con certeza con quién limita, cómo se llama su capital ni qué tipo de monarquía será. Con todo y eso, tienen presencia en casi todo el mundo y les pagan sueldos de fantasía a unos funcionarios que no hacen nada y tienen inmunidad diplomática. La caridad y el asistensialismo viajando en primera clase hablando francés, pasaporte diplomático en mano y coleccionando, contrabandeando y comercializando arte africano.
Hace algún tiempo se comprobó que la cruz roja le dio pasaportes expedidos por ella misma a criminales de guerra nazis. Entonces salió a la luz que no era un error, que lo habían hecho a sabiendas y conociendas de los personajes que recibirían los documentos. Algunos de esos marditos nazis se residenciaron en Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia y Chile. Asesoraron en su momento a las dictaduras que luego surgieron en esos países hermanos. Otros huyeron a Sudáfrica y fueron asesorados, seamos justos, por los pichoncitos que ya vivían ahí y que gobernaron a lo Hítler (otro que se debería acentuar) hasta hace poco. No me canso de culpar, por eso mismo, a la cruz roja de la tensión separatista y de las manifestaciones racistas en Bolivia.
Lo de los pasaportes expedidos por la cruz roja tiene una explicación: Europa quedó tan rejodida después de la segunda guerra que no había Estado que le expidiera pasaporte a un montón de ciudadanos refugiados o sobreviviente. El personal y los personeros de la cruz roja estaban en capacidad de diferenciar a un perseguidor de un perseguido del 3º Reich. A veces estaban emparentados ya que los suizos suelen ser germanos.
También se supo, años después, que los bancos suizos tenían depósitos de oro pertenecientes a víctimas del terrorismo nazi. Lo coño e madre de los depósitos era que, a sabiendas y conociendas otra vez, no buscaron a los herederos o dueños del oro para devolverlo. Suiza es un país racista y esquizofrénico. Pregúntenselo a cualquiera que haya vivido ahí.
El uso de los símbolos de Telesur sí es grave. El hecho de que una televisora sea tan mala y aburrida no es excusa para este tipo de comportamiento por el gobierno colombiano en una misión como ésa. El aprendizaje que nos deja esa vil usurpación de identidad es que a Telesur la ve gente que jode y que está mejor posicionada que CÑM. En Telesur deberían aprovechar esta accidental y gratuita muestra de posicionamiento para mejorar la programación y quitar el tenis y las carreras de carros de su programación informativo-deportiva. Esto también descarta la existencia de vínculos entre las FARC y Telesur, de existir tal conexión el engaño no hubiese sido posible.
Lo más grotesco de todo lo que sucedió tras la liberación de los rehenes fue el papel que le dieron a Íngrid. Primero rezó y dio gracias a dios en el helipuerto donde aterrizaron y la esperaba su madre. No se veía tan mal como decían que estaba. En el último video con imágenes suyas, hay que reconocerlo, se ve más bien demacrada y alicaída, nada que ver con la mujer que ahora abrazaba y besaba a Santos y le daba las gracias al presidente Uribe, que ya tenía el 92% de popularidad antes de que Íngrid le agradeciera. De ahí se va a París en un avión especial para ella y sus panas más queridos. En París le dan las llaves de la ciudad y sale en Le Monde en primera página con el presidente Sarkozy. Agradece a todo el pueblo francés en francés con un marcado acento de las selvas del Caguán. Larry King la entrevista y ella contesta en inglés con el mismo acento del francés. Pareció muy mala nota que no visitara las cárceles donde tienen a los guerrilleros de las FARC para comparar condiciones. El llamado complejo de Estocolmo no la afectó para nada y salió hecha toda una resentida. Los que le aplicaron torturas sicológicas a Íngrid deberían dedicarse a otra cosa, después de ser dados de baja de manera deshonrosa por las FARC.
Ya nadie se acuerda de Íngrid, Uribe va por el 95% en las encuestas y de los gringos que liberaron junto a ella no han dicho nada. En fin, como que no han cambiado mucho las cosas en la hermana república. Hay, sin embargo, un detalle (este sin embargo entrecomado me quedó lo que se llama catedrático) al que nadie le paró bolas.
Hace tiempo salió una noticia por Internet (lo advierto pa que vean que la fuente no es muy confiable) que recogía que “organizaciones ecologistas” habían protestado porque había un señor tirando fotos (no tomando fotos) desde una avioneta en la selva. Sacaban la cuenta los ecologistas del tiempo que tarda el medio ambiente en absorber esas fotos multiplicada por la cantidad de fotos de papel y su tinta (unas cien mil, según la noticia, pero pongamos unas diez lucas) que el esposo de Íngrid arrojaba inmisericorde sobre el ecosistema del Caguán. Todo un show mediático (esto lo debería patentar antes de que me lo copien) que debe haber matado animales atragantados o enredados en las fotos contaminantes.
¿Qué pasó con ese señor? Era uno de los que más publicidad tenía con el secuestro de su media naranja. Lo de las fotos fue ridiculísimo y censurado por todos. Pero él palante buscando la liberación de Íngrid en la ONU y en la OEA, en Santiago y en La Habana. Con todos los gastos pagos y viáticos jugosos. Todo eso se acabó para ese pobre hombre de cuyo nombre no se acuerda nadie. Desde aquí, siempre pendientes del bienestar de todos y cada uno de nuestros hermanos de raza, le hacemos un lastimero llamado de piedad para con este otrora famoso ciudadano, a la cruz roja colombiana. Denle trabajo, total, ya tiene experiencia en vivir bien de desgracias ajenas.
Pareciera que quien critica ese detalle de la operación está respirando por la herida. Eso es comprensible, la operación dejó loco a partidarios y opositores de cada una de las partes en conflicto. Lo único que pareciera normal dentro de ella fue la coñiza que le dieron a los cancerberos; por lo demás todo muy raro: ni un tirito ni un muerto. Pero hasta en el ejército quedaron tan sorprendidos que no hicieron lo que cualquiera hubiera hecho en un caso similar, o sea, bombardear el campamento de donde acababan de sacar a la Dra. Íngrid y matar a todos los que ahí estuvieran.
Por cierto, se comete una grave injusticia con la Dra. Betancourt al poner los puntos sobre las íes y no los acentos. Íngrid, según las reglas de acentuación vigentes, se debe acentuar. Es una palabra grave o llana y no termina ni en ese, ene o vocal, ergo, lleva tilde. La aberración ésta está tan enraizada que ni el diccionario que traen los programas de computadoras la incluye. Lo mismo ocurre con Wálter y con Mathéus: nunca los acentúan. Así que recomendamos a los diecisiete odiosos que leen estas historias de la vida real que usen ese argumento a la hora de la ociosidad, la antipatía y el sarcasmo.
Volvamos con lo de la cruz roja rojita, que en la crónica de hoy no me ha ni permitido alardear con mi dominada técnica de saltar pal otro párrafo. Los desadaptados, resentidos sociales y anarquistas del mundo occidental consideramos a la susodicha cruz un ente colonialista con sede en un paisito de mierda que nadie sabe con certeza con quién limita, cómo se llama su capital ni qué tipo de monarquía será. Con todo y eso, tienen presencia en casi todo el mundo y les pagan sueldos de fantasía a unos funcionarios que no hacen nada y tienen inmunidad diplomática. La caridad y el asistensialismo viajando en primera clase hablando francés, pasaporte diplomático en mano y coleccionando, contrabandeando y comercializando arte africano.
Hace algún tiempo se comprobó que la cruz roja le dio pasaportes expedidos por ella misma a criminales de guerra nazis. Entonces salió a la luz que no era un error, que lo habían hecho a sabiendas y conociendas de los personajes que recibirían los documentos. Algunos de esos marditos nazis se residenciaron en Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia y Chile. Asesoraron en su momento a las dictaduras que luego surgieron en esos países hermanos. Otros huyeron a Sudáfrica y fueron asesorados, seamos justos, por los pichoncitos que ya vivían ahí y que gobernaron a lo Hítler (otro que se debería acentuar) hasta hace poco. No me canso de culpar, por eso mismo, a la cruz roja de la tensión separatista y de las manifestaciones racistas en Bolivia.
Lo de los pasaportes expedidos por la cruz roja tiene una explicación: Europa quedó tan rejodida después de la segunda guerra que no había Estado que le expidiera pasaporte a un montón de ciudadanos refugiados o sobreviviente. El personal y los personeros de la cruz roja estaban en capacidad de diferenciar a un perseguidor de un perseguido del 3º Reich. A veces estaban emparentados ya que los suizos suelen ser germanos.
También se supo, años después, que los bancos suizos tenían depósitos de oro pertenecientes a víctimas del terrorismo nazi. Lo coño e madre de los depósitos era que, a sabiendas y conociendas otra vez, no buscaron a los herederos o dueños del oro para devolverlo. Suiza es un país racista y esquizofrénico. Pregúntenselo a cualquiera que haya vivido ahí.
El uso de los símbolos de Telesur sí es grave. El hecho de que una televisora sea tan mala y aburrida no es excusa para este tipo de comportamiento por el gobierno colombiano en una misión como ésa. El aprendizaje que nos deja esa vil usurpación de identidad es que a Telesur la ve gente que jode y que está mejor posicionada que CÑM. En Telesur deberían aprovechar esta accidental y gratuita muestra de posicionamiento para mejorar la programación y quitar el tenis y las carreras de carros de su programación informativo-deportiva. Esto también descarta la existencia de vínculos entre las FARC y Telesur, de existir tal conexión el engaño no hubiese sido posible.
Lo más grotesco de todo lo que sucedió tras la liberación de los rehenes fue el papel que le dieron a Íngrid. Primero rezó y dio gracias a dios en el helipuerto donde aterrizaron y la esperaba su madre. No se veía tan mal como decían que estaba. En el último video con imágenes suyas, hay que reconocerlo, se ve más bien demacrada y alicaída, nada que ver con la mujer que ahora abrazaba y besaba a Santos y le daba las gracias al presidente Uribe, que ya tenía el 92% de popularidad antes de que Íngrid le agradeciera. De ahí se va a París en un avión especial para ella y sus panas más queridos. En París le dan las llaves de la ciudad y sale en Le Monde en primera página con el presidente Sarkozy. Agradece a todo el pueblo francés en francés con un marcado acento de las selvas del Caguán. Larry King la entrevista y ella contesta en inglés con el mismo acento del francés. Pareció muy mala nota que no visitara las cárceles donde tienen a los guerrilleros de las FARC para comparar condiciones. El llamado complejo de Estocolmo no la afectó para nada y salió hecha toda una resentida. Los que le aplicaron torturas sicológicas a Íngrid deberían dedicarse a otra cosa, después de ser dados de baja de manera deshonrosa por las FARC.
Ya nadie se acuerda de Íngrid, Uribe va por el 95% en las encuestas y de los gringos que liberaron junto a ella no han dicho nada. En fin, como que no han cambiado mucho las cosas en la hermana república. Hay, sin embargo, un detalle (este sin embargo entrecomado me quedó lo que se llama catedrático) al que nadie le paró bolas.
Hace tiempo salió una noticia por Internet (lo advierto pa que vean que la fuente no es muy confiable) que recogía que “organizaciones ecologistas” habían protestado porque había un señor tirando fotos (no tomando fotos) desde una avioneta en la selva. Sacaban la cuenta los ecologistas del tiempo que tarda el medio ambiente en absorber esas fotos multiplicada por la cantidad de fotos de papel y su tinta (unas cien mil, según la noticia, pero pongamos unas diez lucas) que el esposo de Íngrid arrojaba inmisericorde sobre el ecosistema del Caguán. Todo un show mediático (esto lo debería patentar antes de que me lo copien) que debe haber matado animales atragantados o enredados en las fotos contaminantes.
¿Qué pasó con ese señor? Era uno de los que más publicidad tenía con el secuestro de su media naranja. Lo de las fotos fue ridiculísimo y censurado por todos. Pero él palante buscando la liberación de Íngrid en la ONU y en la OEA, en Santiago y en La Habana. Con todos los gastos pagos y viáticos jugosos. Todo eso se acabó para ese pobre hombre de cuyo nombre no se acuerda nadie. Desde aquí, siempre pendientes del bienestar de todos y cada uno de nuestros hermanos de raza, le hacemos un lastimero llamado de piedad para con este otrora famoso ciudadano, a la cruz roja colombiana. Denle trabajo, total, ya tiene experiencia en vivir bien de desgracias ajenas.